CAPÍTULO XX: SECUESTRADA

23 5 0
                                    

Termino con todos los deberes y recojo los cuadernos. Me llevo las manos a las caderas, satisfecha de haber acabado todo el trabajo. Los moratones han empezado a disminuir, ahora solo tengo un par. Consulto la hora y veo que son las tres y media. Hace por lo menos una o dos horas desde que Edrielle se fue. Ya no tengo nada que hacer. Decido tumbarme y echar una siesta, pero mi cabeza no para de traerme recuerdos a la cabeza. Siento remordimientos por haberles hablado así a los chicos. Me pregunto si habrán ido al entrenamiento después de todo. Tal vez si voy a la casa de Jackson estén allí. Y si no están, al menos hablaré con Jackson. Pero ¿Cómo cruzo el bosque? Salto de la cama, cojo mi bolso del suelo y salgo de mi habitación. Bajo corriendo al garaje y encuentro lo que estaba buscando. El viejo coche de de color azul que tenemos desde mucho antes que naciera se encuentra intacto. No es para el bosque, pero aún así lo intentaré. Me meto en él y cojo las llaves que están en el contacto. Al arrancar suena un gran estruendo pero lo ignoro. Hace mucho que no conduzco, me saqué la licencia por puro capricho. Donde yo vivo todo está lo suficientemente cerca para ir andando o en bicicleta. Doy marcha atrás y salgo del garaje. Empiezo bien pero cuando llego a la casa de los vecinos les rayo la parte trasera del coche con el parachoques sin querer. Anoto mentalmente volver a la casa de los Evans para pedir disculpas. Conduzco hasta la carretera que separa la ciudad con el bosque, me desvío del carril y me adentro entre los árboles. Cuesta mucho no acabar empotrando contra uno, están muy juntos los unos con los otros y los baches del suelo hacen que bote en el asiento cada dos por tres. Temo que una rueda se pinche. En una hora ya he llegado a la casa de Ágata. Aparco el coche al otro lado de la casa.

-Hola mi niña -me saluda en tono maternal cuando entro, pasándome un brazo por la espalda-. ¿Has venido sola?

-Hola, si, he venido sola -le respondo sin dar mucho detalle.

Me despido de ella y salto por el portal.

La niebla del reino me rodea como siempre, pero cinco personas se dejan ver a través de ella. A los primeros cuatro los reconozco como Alan, Liam, Jack y Calvin. Los cuatro Cazadores de Criaturas que me atacan siempre, pero en vez de Ethan completando el grupo de cinco, me encuentro con una chica de piel como porcelana china y el pelo como carbón. Como todos los demás viste una camisa negra con vaqueros negros.

Chica. Ethan dijo que solo habían chicos. ¿Nos ha mentido?

Retrocedo unos pasos para volver al portal pero el cazador pelirrojo aparece por atrás cortándome el paso.

-No tengas miedo -me dice con una sonrisa asquerosa.

-Pero mirad, si está sola -se ríe uno que me parece ser Alan.

Ethan no me avisó de que irían a atacar. Pero, ¿Dónde está?

-Ha sido castigado -me informa con tono de burla, leyéndome el pensamiento-. Creo que ya os habéis divertido mucho encontrándoos a nuestras espaldas.

Nos han descubierto. Eso no me importa tanto como saber a que se refiere con que ha sido castigado. ¿Le harán otra marca de vergüenza? No puedo permitir que tenga otra cruz por mi culpa.

-Él no tiene la culpa de nada, he sido yo la que ha intentado hablar con él -insisto intentando llevarme yo con toda la culpa.

-¿Alguien puede hacer que se calle? Tiene una voz terriblemente aguda -se queja uno con el pelo tan rizado que parece llevar un sombrero.

Lo fulmino con la mirada y se ríe ante mi reacción.

-No hemos venido a matarte, el jefe quiere verte -anuncia Alan con una sonrisa cruel. Cómo está disfrutando con esto.

-No voy a ir -rujo entrecerrando los ojos para intimidarlos. Nunca lo he hecho pero espero que funcione.

-No era una pregunta -se ríe el pelirrojo.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora