-¿Te duele? -me pregunta Jackson mientras me pone puntos para cerrar el corte.
-No mucho, el hechizo de anestesia funciona -contesto, curiosa por su amabilidad-. ¿Dónde aprendiste a hacer esto?
-Son cosas que se aprenden a lo largo de la vida -responde con una sonrisa.
-A veces me pregunto cómo es tu vida, o como lo fué.
Deja de coserme el brazo y levanta la mirada para mirarme fijamente con los ojos dilatados y los labios con gesto serio. Durante unos segundos se queda quieto mirándome el rostro. En esos precisos segundos me pregunto lo que le estará pasando por la cabeza. Me entra miedo cuando esos ojos de color ocre me penetran cada vez más y más. Tras diez segundos interminables, al fin, baja la mirada y sigue con lo que estaba haciendo, y en el siguiente punto tira el hilo más fuerte a propósito para hacerme daño.
-¿Qué tal está Jace? -pregunto recordando que no soy la única que está herida.
-Está bien, no tiene cortes profundos como los tuyos, solo arañazos y golpes. Mike lo está ayudando -me explica.
Me tranquilizo un poco al escuchar que no está gravemente herido, pero la cabeza sigue llevándome a la imagen de Jace en el suelo y Edward encima de él golpeándole. No me puedo creer que Edward haya podido hacer todo esto, no es propio de él, ese no era el Edward que conozco yo. Pero tampoco era propio de mi delatar a mi amigo. Me siento culpable de la pelea.
-¿Tu sabes de lo que iba todo esto? -pregunta Jackson cortando el hilo de mis pensamientos mientras venda mi brazo-. Basándome en lo que dijiste al interponerte entre los dos, tú tienes la culpa, ¿Verdad? ¿O me equivoco?
<<Jackson no ayuda nada>> dice mi subconsciente, y está en lo cierto.
-Es un tema delicado, por favor ¿Podrías terminar de vendarme el brazo para que pueda irme? -le pido reprimiendo las tremendas ganas de gritarle en la cara que no es de su incumbencia.
Al terminar, Jackson me dice que ya puedo irme, y que los demás me están esperando fuera.
-Gracias por curarme -le agradezco y salgo de la casa para dirigirme a donde los demás.
Veo a Jace sentado en las escaleras de la puerta principal con el vientre vendado, observando como papá y Edward mantienen una discusión acalorada. Me siento junto a él y, después de preguntarle cómo está, presto atención a lo que dicen:
-¿Pero qué te ha pasado hoy? -pregunta furioso mi padre -. Eres amigo de Abby y Jace desde que naciste, vosotros tres sois hermanos, ¿Que ha pasado para que los odies?
-No los odio -ruge con ira Edward.
-Entonces explicame porqué te has comportado así.
-No lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes?
-No lo sé -repite.
-Mira, no sé lo que ha pasado entre vosotros tres -dice papá poniéndole un dedo en el pecho en señal de amenaza-. Pero no quiero que vuelvas a acercarte a mi hija, Stella te pidió que la protegieras, no que le hicieras daño ¿No ves lo que le has hecho? -pregunta señalándome con la mano-. Si vuelves a ponerle un solo dedo encima a Abby, te juro que no te dejaré.
-Mike, siento mucho lo que ha pasado, pero déjame que te lo explique -le pide.
-No quiero que me expliques nada, solo quiero que te vayas y no vuelvas a ver a mi hija.
Antes que mi padre pueda decir alguna locura más, me acerco para detener la discusión.
-Dejadlo ya -les pido a los dos poniendo mi brazo bueno en el hombro de papá.
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Reina Bruja
FantasíaAbby, una adolescente común de 17 años, descubre que su madre era un bruja suprema, la reina de las brujas, y eso convierte a Abby en la futura reina bruja. Tiene solo tres meses para prepararse y adentrarse en el mundo brujo hasta su coronación, pe...