CAPÍTULO VI: UN RECUERDO BORROSO

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Giro y giro sin resultado alguno , me pregunto como harán Jace y Edward para venir aquí todas las veces que tienen entrenamiento.

Empieza a hacer frío, y como no me he traído la chaqueta, me pongo la capucha de la sudadera.

Oigo una corriente de agua fuerte que procede de algún lugar, me guio por el sonido y llego a un lugar donde grandes olas chocan muy fuerte contra un acantilado. Al entrar por el portal hasta llegar a la casa de Jackson no he visto en todo el camino estas olas. Ahora si que estoy completamente perdida. Levanto la cabeza para mirar al cielo, desesperada. Me doy cuenta de que algo sobresale desde la punta del acantilado, algo parecido como un edificio. Lo miro fijamente y me doy cuenta de que no es cualquier edificio, si no un castillo. Un castillo que me parece haber visto antes. ¡Es el de mi madre!

Feliz de haber encontrado al fin algún lugar conocido, recorro todo el acantilado para poder entrar en él. Ahora que nadie puede interrumpirme como antes, podré entrar y ver las cosas con mucha más tranquilidad.

Temblando por el frío, abro la puerta y al asomar la cabeza hacia dentro, la calidez del edificio me recorre por todo el cuerpo. Vuelvo a ver la mismo alfombra escarlata de antes, doy unos pasos y me percato de que hay una puerta blanca a un lado del pasillo del que antes no me fijé, con un brillo especial a comparación de las otras. Abro la puerta con mucho cuidado, y veo una gran cama blanca con sábanas de bordado morado. Parece el dormitorio de alguien, puede que fuera el de mi madre.

Me acerco a un armario blanco que hay en una esquina y lo abro. Hay una gran cantidad de ropaje extraña, y la mayoría de ellos morados. Está claro que era la de mi madre. Encima de la ropa veo que hay un compartimento que está lleno. Me pongo de puntillas y rebusco con la mano para encontrar algo útil o interesante, y detrás de muchos zapatos de tacón, encuentro una caja. Al principio pienso que es una caja de zapatos con más tacones, hasta que en un lado veo una etiqueta donde que pone:" Para mi pequeña Abby".

Es una caja demasiado pequeña para contener algo, pero aún así si va dirigida a mi, debe de contener algo importante. Así que la abro con mucho cuidado. Dentro de ella contiene una minúscula llave, con la cabeza muy extraña, parece la de un juguete. No sé para qué me servirá esa llave, pero como va dirigida a mi, la guardo en el bolsillo

Recuerdo para qué he venido, vuelvo a poner todo donde estaba y salgo de la habitación. Subo las escaleras y recorro el largo y ancho pasillo decorado por cuadros de personas extrañas con aspecto antiguo. No conozco a nadie de ellas. Me detengo frente a la biblioteca donde entré antes de ir a donde Jackson. Me pregunto por qué aquel cetro me dejó tan hipnotizada.

Decido entrar.

Veo que sigue en el mismo lugar donde lo dejé, recuerdo como brilló a la vez con mi colgante. Como dice el dicho: " La curiosidad mató al gato".

Me acerco al cetro, otra vez hipnotizada por el brillo que emite, y noto que algo vibra contra mi pecho. Bajo la mirada para ver de qué se trata, y veo que es mi colgante.

Otra vez.

A pesar de vibrar, también brilla, igual que el cetro. Intento sacarlo de su vitrina, pero parece que está cerrada con llave. La cerradura pequeña está abajo, a la altura de mis pies. No encuentro ninguna llave cerca, así que reviso todos los armarios y cajones de la biblioteca. Pero nada. Entonces recuerdo la llave que encontré en la caja hace menos de quince minutos.

Me pregunto si servirá.

Saco la llave del bolsillo y me agacho a la altura de la cerradura. Paso cuidadosamente la llave por ella, y por increíble que parezca, entra a la perfección. La giro y me levanto para coger la vitrina entre las manos y levantarla. La dejo con cuidado en un lado. Algo me quema en el pecho, algo pequeño pero caliente hasta el punto de arder. Cojo el colgante en mis manos, y noto una punzada de dolor en ella. La aparto rápidamente, y veo que me he hecho una quemadura, pero como no es grave, la dejo pasar.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora