CAPÍTULO XL: ÚLTIMOS PREPARATIVOS

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-¡Ya estoy en casa! -digo al pasar por la puerta.

-¡Hola! Estoy en el salón -oigo a mi padre.

Cuando entro le veo leyendo un libro tranquilamente junto a la ventana.

-¿Lo pasaste bien con Edrielle? -me pregunta.

-Si, muy bien -respondo sentándome a su lado-. Después de comer voy a tener que volver para ayudarla con los preparativos de la ceremonia.

-Me gustaría ayudaros, seguro que hay mucho que hacer.

-Eso nos vendría muy bien, gracias.

-Cámbiate y comemos en un rato. He preparado arroz.

Tras darle un beso en la mejilla subo a mi habitación. Me doy una rápida ducha y cuando salgo del baño veo que tengo una llamada perdida de Edward. ¿Querrá hablar de lo de anoche otra vez? Oh no, Esta conversación otra vez no. Aunque no puedo quejarme porque tengo la culpa de que haya pasado esto. Con los nervios a flor de piel le vuelvo a llamar y espero hasta escuchar su voz.

-Hola Abby -me saluda.

-Hola.

Tras una pausa incómoda en la que ninguno habla, me dice:

-Escucha, quería pedirte disculpas por cómo me comporté ayer. Fui un auténtico idiota y un amigo horrible. Sabía que tenías novio y aún así no paraba de presionarte y entrometerme en vuestra relación. Ya hablamos de esto hace unos días. Perdóname por favor y espero no haber causado conflictos entre Ethan y tú. No volveré a hacer nada parecido y esta vez va enserio.

-Edward, acepto tus disculpas. Estás perdonado. No tienes que preocuparte de nada, seguimos siendo amigos -le aseguro-. En parte yo también tengo la culpa y también quería pedirte disculpas.

-No seas tonta, tú no me debes disculpas. Pero aún así me siento mal, ¿Hay algo que pueda hacer para compensártelo?

-Mmm... -me lo pienso-. Si te ayuda a limpiar la conciencia podrías ayudarnos a preparar la ceremonia de coronación, si estás libre.

-Claro, me encantaría.

-Vale, entonces pasamos por tu casa antes de salir.

Tras despedirnos colgamos a la vez.

Suspiro de alivio sentándome en la cama. Menos mal que hemos solucionado esto, le creo cuando me dice que no volverá a pasar, confío en él.

Oigo a mi padre llamándome para comer y bajo. después nos encaminamos hacia el reino brujo y nos encontramos todos en frente de la casa de Edrielle. Jace y la madre de Edrielle también se unen para ayudarnos. Recorremos todo el camino hasta llegar al palacio, ahí ya hay alrededor de cien personas y Edrielle me explica que es toda la gente que va a trabajar en palacio. Nos repartimos el trabajo entre todos para organizarnos: papá y Rosetta se encargan de arreglar las cosas del jardín, Jace, Edward y Ethan se encargan de limpiar y mover los muebles de dentro y Edrielle y yo reunimos al personal y les explicamos el trabajo. Cada grupo se separa y comienza con su labor. Edrielle le dicta una lista de platos para el banquete de la ceremonia a la encargada de cocina mientras yo me encargo de enseñarles la cocina a los demás. Tras enseñarles cada esquina del palacio y perdernos casi cuatro veces, al final del día nos reunimos todos en la salida.

-Ya hemos limpiado todo y movido los muebles de lugar -dice Edward.

-Y el jardín ya tiene todos los preparativos puestos -anuncia Rosetta.

-Y todo el personal ya está preparado para empezar -concluye Edrielle.

-Todo está listo para mañana -exclama con cierta alegría papá.

Hasta este momento no me he dado cuenta del poco tiempo que falta. Mañana mi vida va a cambiar por completo. Voy a pasar de ser una chica anónima a bruja suprema y reina.

Nos despedimos de todos y le digo a mi padre que acompañaré a Ethan hasta su casa.

-Cierra los ojos -me dice antes de entrar en casa.

-¿Qué? ¿Por qué? -inquiero confundida.

-Tú cierra los ojos.

Le obedezco y me tapo los ojos con las palmas de las manos. Me agarra de la cintura y me conduce por la casa hasta que nos detenemos.

-Ábrelos.

Abro los ojos y veo que nos encontramos en el pequeño jardín trasero. Sobre la hierba hay una manta y una cesta con comida

-¿Qué es esto? -le pregunto asombrada.

-La sorpresa que te prometí -se explica-. Como mañana es tu cumpleaños y vas a estar tan ocupada con tu ceremonia, quería prepararte algo para que podamos celebrarlo como es debido.

Se me derrite el corazón al escuchar su confesión.

-Ethan... No hacía falta. Esto es fantástico.

Me siento sobre la manta y él coge lugar frente a mí. De la cesta saca unos sandwiches y una botella de vino.

-Valla, que elegante -digo reparando en la bebida.

-Lo mejor solo para mi reina -sonríe.

-Sabes que no te hace falta llamarme así, ni después de la coronación -rio, y engullo un sándwich de queso.

Están deliciosos a decir verdad. No me creo que los haya preparado él, con lo mal que se le da cocinar... Cenamos bajo la luz de la luna y nos tumbamos sobre la hierba a observar las estrellas. Nos cogemos de las manos y me acaricia el dorso con el pulgar.

-Cuando sea reina tendré que mudarme al palacio -le informo-. Y esperaba que tú también -suelto la bomba.

Calla un momento procesando lo que acabo de decir antes de contestar:

-Abby, acabo de reformar esta casa -reprocha.

-Lo se, y no quiero obligarte ni forzarte a hacer nada que no quieras pero estamos a horas de distancia y no podré venir todos los días a visitarte, y tampoco creo que tú puedas.

Vuelve a guardar silencio y tarda en hablar:

-Prefiero renunciar a esta casa a que solo pueda verte excepcionalmente. Tú sabes que yo dejaría todo por ti.

-Muchísimas gracias. Sé que no es fácil para ti -le agradezco dándole un beso-. Siempre podremos venir aquí a modo de escape. No creo que el palacio sea el mejor lugar para una escapada romántica.

Ethan se recuesta sobre mí y me besa.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora