CAPÍTULO X: SECRETO REVELADO

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—Bzzz... bzzz... —suena un par de veces mi móvil.

Dejo a un lado el cuaderno de química y enciendo el aparato. Al ver la hora me quedo impresionada por mi misma, ya son las nueve y media, no sé cuántas horas he estado estudiando. Entro en mensajes y veo que el que me ha escrito ha sido Edward. Él ya es como mi hermano mayor, siempre preocupándose de mi. Cada vez que me pierde de vista se pone loco.

<<¿Abby donde estas?>>, <<¿Te encuentras bien?>>, <<¿Lograste llegar al portal?>>, <<Debiste esperarnos>>... Y un montón de mensajes parecidos me llenan la pantalla. <<Estoy bien, no te preocupes>> le respondo para poner fin a su histeria. Apago el movil, lo dejo en la mesilla, y no se cuando, pero acabo cayendo en un sueño profundo.

Lo siguiente que oigo es el motor de un coche en la calle, creo que es el de mi padre. Me levanto y abro la ventana de mi cuarto bostezando. Entro en la ducha y bajo a la cocina lista para ir al instituto. En el frigorífico veo que hay una nota sujetado con un imán: <<Lo siento cariño, unos clientes querían ver una casa y me avisaron al último momento>> pone en él con la letra de mi padre. Lo malo de ser agente inmobiliario es que tienes que trabajar a cualquier hora y día.

Cuando me sirvo un vaso de zumo, alguien toca el timbre un par de veces con impaciencia, y luego, golpea la puerta. Al abrirla veo la cara de Edward preocupado, me agarra de las muñecas mientras entra en casa, haciéndome retroceder dos pasos.

-¿Estás bien? ¿Llegaste a casa bien? ¿Te hiciste dañ...

-Estoy bien, tranquilízate -le corto.

-¿Pero por qué te fuiste sin decir nada? ¿Has vuelto a enfadarte con Jackson?

-No, Jackson me dió el resto del día libre, ¿No os lo dijo?

-No, estuvimos buscándote por todo el reino.

-Debí de imaginarlo, creo que esta es la venganza de Jackson por haberle tirado un libro a la cabeza.

-¿Le tiraste un libro a la cabeza? -pregunta divertido.

-Un hechizo que salió mal -me limito a responder.

-No sabes el alivio que me dió cuando Mike nos llamó diciendo que te habías dormido.

-Tranquilo, siempre estoy bien -le aseguro volviendo a mi desayuno.

Edward se sienta en una silla de la cocina, con gesto agotado, restregándose las manos por la cara.

-¿Estás bien? Te ves muy agotado -le pregunto preocupada.

-Si, estoy bien, es solo que anoche pasé seis veces por tu ventana para ver si estabas bien.

-Dios, no has dormido nada -exclamo al fijarme en sus ojeras. -Tienes que mantener la calma, estoy perfectamente. ¿Has desayunado?

-No me ha dado tiempo.

-Te prepararé unos cereales -le digo mientras me levanto para sacar un bol del armario. Le meto leche y unos cereales de fruta y se los ofrezco.

-Gracias.

Mientras come, me doy cuenta de que hace un gran esfuerzo por mantener los párpados abiertos, en cada minuto bosteza al menos dos veces y tiene los hombros decaídos por el cansancio.

-Deberías irte a casa, no estás en forma para ir al instituto -le aconsejo preocupada.

-No, no, es viernes, hoy solo tenemos cuatro clases, y la mayoría de ellas son tranquilas, podré soportarlo.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora