CAPÍTULO XV: VISITA AL REINO

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Al llegar a casa, corro a mi cuarto a por mi camisa favorita de rayas verdes que hace resaltar mi tono de ojos y mi pantalón negro limpio, y corro al baño para darme una rápida ducha. Tras vestirme, me saco forzosamente los nudos del cabello y como está mojado me lo dejo suelto. Rebusco un poco por el cajón del baño, y al fin encuentro mi brillo de labios intacto que nunca uso. Le quito el envoltorio de plástico y me aplico una fina capa en los labios. Me miro frente al espejo por diferentes ángulos para verificar si me veo un poco diferente de lo habitual. Me veo con mejor aspecto. Saco una crema del botiquín y me la pongo en la herida del cuello para que se cure más rápido. Vuelvo a mi cuarto a la carrera y me siento en la cama impaciente a la espera de que Ethan toque mi ventana. Para que no parezca que le estoy esperando, cojo mi móvil y finjo hacer algo, aunque tengo los ojos clavados en la ventana.

Una parte de mi se siente ridícula por estar haciendo esto, ¿Por que iba a querer él ser amigo de una bruja? ¡Tendría que estar loco! Para él solo soy la pobre chica que tiene miedo y, por eso, se siente obligado a protegerme ¡Yo no soy la pobre niña de la que alguien tenga que cuidar! Ante esa idea me desanimo un poco. Está claro que nunca podré ser su amiga. Si ni siquiera lo conozco ¡No sé nada de él! Tal vez tenga que preguntarselo. Pero puede que piense que soy una entrometida. Será mejor que no le pregunte.

El sonido de un golpe contra mi ventana corta el hilo de mis pensamientos y, al levantar la vista, veo un rostro perfecto por el cristal. Olvido todo el debate que acabo de tener en la cabeza y corro para dejarle pasar.

-Hola -me saluda mientras salta hacia dentro.

-¡Hola! -respondo mientras me aliso el pelo con la mano.

-Ves, puedes confiar en mí -me dice orgulloso.

-Si -admito-. Me diste un susto, por poco te golpeo.

-No creo que hubieras podido -suelta una carcajada.

-¿Dudas de mi don? -le pregunto haciéndome la ofendida.

-Uy, no. Ya ves lo mucho que me asustan las varitas -bromea levantando las manos a la altura de la cabeza para hacerse el rendido.

Los dos nos reímos ante su estúpida actuación.

-¿Qué te ha pasado en el cuello? -me pregunta al darse cuenta del corte.

-¿No te diste cuenta? Al caerte me cortaste un poco -le explico sin darle importancia.

-¿¡Yo te hice eso!?

-Si, pero no pasa nada -le aseguro.

-¡Si que pasa! Lo siento mucho -se disculpa.

-Sé que no era tu intención, tranquilo, estoy bien -le vuelvo a asegurar.

-¿Segura?

-Más que segura.

Se pasa una mano por el pelo aún poco convencido.

-Fue impresionante como desapareciste ¿Cómo es posible? -pregunta, dejando a un lado el tema.

-Me lo enseñó Jackson.

-¿Jackson?

-Si, es mi entrenador, aunque a veces parece que solo me da clases para regañarme y repetirme lo inútil que soy -admito.

-Si hay algún problema hazle un hechizo y ya está -recomienda.

-No creo que eso haga falta, pero no lo sé, intento averiguar porqué es tan borde conmigo -me encojo de hombros.

-Jackson... -se queda pensativo durante un rato-. ¿Sabías que tu madre tuvo un ayudante llamado Jackson?

-¿De verdad? ¿Cómo lo sabes?

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora