EPÍLOGO

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Abby:

Me siento sobre la hierba del jardín del palacio. Ethan se acomoda junto a mi y nos tumbamos hacia atrás. Me coge de la mano y traza círculos con el pulgar en mi dorso haciendo que sienta un cosquilleo. El traslado al palacio no ha sido tan malo como me esperaba. Papá suele estar una plata por debajo de nosotros y con lo grande que es el lugar casi ni lo veo. Ethan y yo tenemos un piso entero solo para los dos.

-Qué buen día hace -digo apreciando el sol que luce en el cielo.

-Tienes razón -coincide Ethan.

Cierro los ojos respirando el aire puro de un día soleado de invierno.

De repente se levanta de un salto y veo que aparece nerviosismo en su habitual semblante sereno.

-¿Qué pasa? -le pregunto.

-Abby, sabes que yo no podría vivir sin ti, ya lo experimenté hace unas semanas y se que no es posible -hace una pausa.- Te quiero más que a mi propia vida y por eso quiero pedirte una cosa.

¿A qué se refiere? Me levanto y me coloco frente a él mirándole a los ojos; los tiene dilatados haciendo que me sonroje. Curiosa, veo que se pone sobre una rodilla y saca algo del bolsillo trasero de sus pantalones,

Ahogo un grito cuando abre la cajita y veo un anillo plateado con una piedra turquesa adornándolo.

-Abby Purple, me concederías el honor de casarte conmigo y ser mi compañera de vida.

Me quedo sin palabras.

-¡Si!

Y nos sumimos en un profundo beso.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora