El olor fuerte a limón hace que me despierte. Me recuerda a la habitación de Jackson.
Maldita curiosidad mia. Nunca debí entrar allí.
Abro los ojos y me encuentro con la cabeza en el pecho de Ethan. Muevo un poco la mejilla y la siento húmeda.
Maldición. He estado babeando en su camisa.
Debo moverme antes de que se despierte.
Levanto la cabeza para echarme hacia atrás, pero ya es demasiado tarde. Me está mirando. Alzo la cabeza rápidamente y me seco la barbilla con el dorso de la mano.
-Lo siento -me disculpo avergonzada intentando secar con las manos el charquito que le he dejado.
-Es asqueroso, pero te lo perdonaré por la noche que tuviste ayer.
Se sienta apoyando la espalda contra el respaldo de la cama.
-¿Qué hora es? -pregunto rascándome el ojo.
-Son las once -me informa.
-Voy a levantarme.
Bajo de la cama y entro en el baño. Me lavo la cara y empiezo a desvestirme para darme una ducha. Pero cuando me miro en el espejo ahogo un grito.
-¡Edrielle! -la llamo espantada.
Oigo cómo sube las escaleras y cuando abre la puerta del baño, se queda tan espantada como yo. Observa la cantidad de moratones gigantes que me ocupan todo el cuerpo.
-¿Pero qué ha pasado? -interroga llevándose las manos a la cabeza horrorizada.
-No lo se.
Me toco un moratón del brazo y me duele tanto como me dolían ayer los pinchazos.
-Debe de ser el hechizo. Tu no te los toques -me recomienda.
Le asiento con la cabeza y sale del baño.
Me meto en la ducha y hago todo lo posible por no tocar los moratones, pero es imposible, están por todos los lados y duelen hasta con la presión del agua.
-¿Estás bien? -me pregunta Ethan tocando la puerta con los nudillos al escuchar mis gritos de dolor.
-¡Si! -le miento.
Unos minutos después, oigo que baja las escaleras.
Me visto con ropa cómoda y me peino el pelo mojado. Cuando llego al pomo de la puerta, desgraciadamente, siento un arcada.
Oh no. Otra vez no.
Corro al váter y vomito lo poco que me queda en el estómago. Voy a tener que lavarme los dientes otra vez.
Al fin bajo a la cocina después de vomitar tres veces.
Entro y me encuentro con Edrielle haciendo experimentos en la encimera y Ethan mirándola curioso con una taza de café en manos.
-¿Otra vez con vómitos? -me pregunta.
-¿Cómo lo has sabido? -pregunto arqueando las cejas.
No quería que lo supieran.
-Se te escucha -dice con una sonrisa.
-Ah, lo siento -me disculpo muerta de vergüenza.
-¿Qué te ha pasado en el cuello? -me pregunta fijándose en el moratón que sobresale por la clavícula.
-Moretones -explico-. Los tengo por todo el cuerpo.
Me remango el suéter que llevo puesto para enseñarle las miles de manchas que tengo en los brazos. Abre los ojos alarmado.
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Reina Bruja
FantasyAbby, una adolescente común de 17 años, descubre que su madre era un bruja suprema, la reina de las brujas, y eso convierte a Abby en la futura reina bruja. Tiene solo tres meses para prepararse y adentrarse en el mundo brujo hasta su coronación, pe...