not ur friend [ jj.m ]

xxxiii. no hay vuelta atrás

" quiero volver a los días en los que nuestra
mayor preocupación era beber cerveza
sin que nuestros padres lo supiesen "

Después del altercado en el aeropuerto, los nervios del grupo no podían estar más a flor de piel, la noche habiendo caído sobre la isla hacía poco tiempo. John B había llegado con la sangre de la sheriff Peterkin en sus manos. Según él, Rafe había aparecido en escena poco después que ella y le había disparado en el torso. La piel de la teñida se erizaba al pensar que Rafe Cameron, la persona con la que había mantenido una relación hacía un año, hubiese matado a alguien. May se mantenía en silencio, mirando a John B por el espejo retrovisor mientras viajaban en el coche de Ki a comisaría, a petición del castaño.

Las cosas se habían puesto más serias que antes. Ya no solo se trataba del tesoro que Ward Cameron les había quitado, sino el asesinato del padre de John B y la sangre de la policía en su cuerpo, que daba pie a nuevos problemas. Siempre había problemas. ¿Cuándo se acabaría esta historia? ¿Cuándo habría paz por fin y volvería a ser como antes?

Mayven tenía la sensación de que nunca nada volvería a ser como antes.

—John B, ¿a qué venimos a la comisaría?— se atrevió a preguntar JJ entre el tenso silencio que inundaba el coche.

—Hay que contarles lo que ha pasado.— dijo John B, su tono de voz saliendo distante de sus labios. Había pasado por mucho en muy poco tiempo, y era obvio que esto le estaba afectando, como es normal.

Ki aparcó el coche al lado del edificio silenciosamente, Mayven a su lado sin evitar fruncir sus labios ante la situación.

Pope de repente empezó a toser, uno de los cigarros que JJ le había dado siendo sostenido por su mano izquierda. Realmente, nunca podría juzgar a Pope por decidir fumar. Ella lo había hecho antes y entendía que el cansancio te llevaba a buscar distracciones como aquellas. Pope no era de fumar, pero había perdido su beca por ir a por un oro que al final habían terminado llevándose.

—Con calma, tío.— le dijo JJ, Pope entre toses todavía.— Vaya...

Mientras esto pasaba, John B miraba hacia la parte de atrás del asiento del pasajero con la mirada perdida, su ceño fruncido sin desaparecer de su rostro. Mayven solo quería bajar del coche y darle un abrazo.

—Oye, voy a serte sincero...— comenzó a decir JJ, colocando una mano sobre el brazo del castaño. La teñida le miró por encima del hombro, rezando porque no dijese nada inapropiado.— Una cosa es acabar en la boca del lobo y otra meterte tú aposta. Hay algo fundamental, como siempre me decía mi padre, nunca jamás te fíes de un poli a pesar de las circunstancias.

—Tu padre es un mentiroso agresivo.— rebatió Ki frunciendo el ceño.

—Razón no le falta.— murmuró May después.

—Yo estoy con JJ.— dijo Pope, haciendo que todos le mirasen con sorpresa.— A la mierda la poli.

—¿Ahora te has pasado al lado oscuro?— preguntó Ki sarcástica. Ki nunca ha sido fan de los cambios, por lo que esta situación la tenía más tensa de lo normal.

—¿Cuándo nos ha ayudado la policía?— preguntó Pope de vuelta, su tono saliendo mucho más oscuro de lo normal.

—¿Podemos dejar de discutir, por favor?— interrumpió May con un suspiro.— Esto no nos lleva a ninguna parte.

—Exacto. Además, Peterkin cuidó de mí, ¿vale?— intervino John B hablando con un nudo en la garganta.— O al menos lo intentó. Deben saberlo.

El coche se quedó en un silencio solemne. Mayven todavía no se creía que la sheriff Peterkin hubiese muerto. Menos por culpa de una bala disparada por Rafe Cameron. John B miró a Mayven, quien seguía con la cabeza girada hacia ellos. Enseguida supo que necesitaba un pequeño empujón, así que asintió con la cabeza, demostrándole que tenía su apoyo. John B repitió el gesto y abrió la puerta sin más espera, saliendo del coche y dirigiéndose con determinación a la comisaría.