x. el cementerio

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" y hay días en los que no se
necesitan palabras, sólo música "


Mayven se encontraba en su jardín, tomándose una cerveza, mientras veía el cielo anaranjado de Outer Banks, el cual se reflejaba en el río, haciéndolo tener más colores de lo normal, aprovechando la golden hour.

La rubia se había sorprendido antes buscando como loca algo que la ayudase a calmarse. Los pensamientos sobre JJ la habían mantenido ocupada durante un tiempo, pero después había empezado a ver que el silencio le estaba abrumando demasiado, y necesitaba algo para terminarlo.

Había comenzado a buscar una radio, un instrumento... Lo que fuese. Pero Bianca lo había vendido todo. Hasta la guitarra de su padre. Y luego pensó... '¿Qué mejor distracción que beber alcohol? Así me calmará los nervios'. Había cogido después una cerveza de la despensa y, aunque no estuviese fría debido a que la nevera no funcionaba por la ausencia de electricidad, seguía teniendo el mismo sabor y la misma cantidad de alcohol.

Después, allí sentada, había comenzado a pensar en lo que había dicho JJ sobre la tristeza por la mañana en la furgoneta. 'María de la buena'. Y Mayven se había preguntado en si de verdad calmaba tanto como él decía. La rubia nunca había querido probar los porros. Había fumado alguna vez, pero algo le paraba de coger un simple canuto de hierba.

Y se había sorprendido a ella misma cuando había empezado a planteárselo.

'Necesito un MP3 en cuanto antes', pensó para sí misma, mientras veía la breve corriente del río, sentada en una silla de playa, con unas gafas de sol puestas.

—Qué diva.— dijo una voz a sus espaldas.

Ella la reconoció enseguida y se giró rápidamente, viendo a su amigo castaño allí, con manchas de suciedad por toda su cara. Mayven se levantó de la silla, todavía con la cerveza en mano, y se acercó al chico.

—¿Qué ha pasado?¿Ki está bien?¿Tú estás bien?¿Por qué estás lleno de mierda?— le preguntó May de carrerilla.

—Tranqui, tranqui.— le dijo el chico.— Nos pilló la poli. Sí, Ki está bien, y yo también. Y esto es porque los narcos han empezado a perseguirme...

—Joder...— dijo ella con las cejas alzadas.

—Lo sé... He tenido que darle la brújula a Peterkin.— dijo John B, con una mueca.— Pero es por seguridad. Además, ya no nos hace mucha falta.

—¿A qué te refieres?— le preguntó Mayven con el ceño fruncido.

—Tendrás que venir conmigo. Iba a pasar ahora a por JJ y Pope, y después a por Kiara.— le dijo el chico, pasando su mano por la nuca.— ¿Te apuntas?

—Uh, claro, sí. Voy a dejarle una nota a Bi. Espérame fuera.— le dijo la rubia.

Él asintió y los dos fueron hacia direcciones diferentes. John B salió del jardín y Mayven entró a su casa. Cogió rápidamente una hoja pequeña y un lápiz, y escribió: 'Llegaré tarde, no me esperes despierta, ¡te quiero!, May'. Después la dejó encima de la encimera, junto a la cerveza a medias, y salió de la casa.

Dio una última mirada a la riñonera, la cual tenía dentro el MP3 roto, que estaba encima del sofá, y decidió dejarlo ahí. Ya no podría calmarla, así que no servía para nada llevarlo consigo.

Después fue rápido hacia la furgoneta y se montó en ella, ocupando el asiento del pasajero.

—¿Y bien?¿Por qué no necesitamos esa brújula?— le preguntó Mayven, viendo cómo arrancaba el vehículo.

not ur friend [ jj.m ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora