iv. 2. todo saldrá bien

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" hoy te echo un poco
más de menos que ayer "

Al día siguiente Mayven miró a su teléfono confundida. Había intentado llamar a JJ pero no había habido suerte. Había probado también con Ki y con Pope, pero tampoco había conseguido contactar con ellos. No había ocurrido nada grave por su parte, simplemente quería hablar con ellos, y al principio pensaba que estaban ocupados y que no podían hablar, pero a lo largo del día ni cogieron sus teléfonos ni llamaron de vuelta.

Mayven se había empezado a preocupar.

Ella sabía que probablemente, y fuese la verdad, estuviesen ocupados buscando cómo hacer para limpiar el nombre de John B, pero ella también quería formar parte de ello. Solo porque estuviese en Charleston no significaba que no pudiese hacer nada para ayudar, ¿verdad? Por lo menos escuchar sus planes...

Mayven se sentía apartada de la realidad. Era como si estuviese en dos mundos distintos a la vez, pero nunca enteramente en ninguno. Cogía partes de uno y de otro, pero se sentía presente en ninguna parte. Su mente estaba dividida. Tal vez debía centrarse en vivir en sintonía con su cuerpo y su mente, en Charleston, en un instituto nuevo, con una vida nueva...

No. JJ estaba en Outer Banks. Ki y Pope estaban en Outer Banks. John B y Sarah estaba en Barbados. Desde Charleston podía seguir siendo de ayuda, ¿no?

Se intentó olvidar de cómo no había podido contactar con su novio en todo el día, o con ninguno de sus amigos, y sacó el ordenador dispuesta a hacer búsqueda e informándose sobre leyes y jurisdicción. Sabía que JJ, Pope y Kiara no irían por la opción legal, y normalmente ella tampoco, pero era lo único que podía hacer desde allí. Debía encontrar una forma de hacer que John B pudiese salir inocente de esto.

La única forma era que Rafe confesase.

Entonces su mente comenzó a funcionar a mil por hora. Ella podía hacer algo... Tal vez era una locura, contando con quién iba a lidiar, pero podía intentarlo.

Su mano rápidamente fue hacia su teléfono móvil e intentó no pensar mucho más en sus actos, en las consecuencias que aquello tendría. Tragó en seco mientras bajaba por sus contactos hasta llegar a la persona que estaba buscando.

Su dedo pulgar trabajó solo, dándole a la tecla de "llamar" y comenzando a marcar el número. Mayven soltó el teléfono como si quemase y rápidamente, entrando en pánico, colgó antes de que pudiese alguien coger el teléfono desde la otra línea. Su corazón iba a mil por hora y sus manos temblaban con arrepentimiento.

¿Acaso era idiota?

—¿En qué cojones estás pensando, Mayven?— se regañó a ella misma. —¿Llamar a un asesino? ¿En serio?

La última vez que le vio Rafe Cameron había terminado en el suelo ensangrentado después de que Pope hubiese perdido los estribos. Momentos antes de ello, el chico de ojos azules no había sentido ningún remordimiento al rodear el cuello de Mayven con sus dedos y apretar sin escrúpulos, sin emoción en sus ojos salvo la ira y el descontrol.

¿Y se le había ocurrido llamarle? ¿Y después qué? ¿Le pediría que simplemente confesase y que se entregase?

Mayven rodó los ojos hacia ella misma y fue a cerrar el portátil, pero entonces su teléfono se iluminó y comenzó a sonar. La chica se quedó estática sobre su cama, mirando al frente y dejando que sonase un par de veces, hasta que bajó la mirada hacia el dispositivo y vio el nombre en la pantalla.

Rafe Cameron le estaba llamando de vuelta.

Mayven abrió sus ojos en pánico y se lanzó hacia el teléfono, apagándolo y cortando la llamada. Su corazón palpitaba aún más rápido que antes, un horrible sentimiento de opresión llenándole el pecho. Y cuando creía que todo se había acabado, un mensaje apareció en su pantalla.

not ur friend [ jj.m ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora