xxxvii. cuando un sueño se tornó pesadilla

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"
soy mitad agonía, mitad esperanza "


Mayven cada vez estaba más convencida de que estaba en una simulación o un sueño. Prefería la segunda, pero tampoco estaba en posición de exigir. Mientras era llevada en un coche de policía, la noche ya caída, con las sirenas resonando por toda la isla, no podía nada más que pensar en si realmente habían lanzado a John B al mar o realmente se estaba imaginando todo.

En aquel momento, en el coche y en silencio, con la mano de JJ encerrada en la suya, tuvo por fin tiempo para pensar. No sabía si aquello era bueno, pero pensó en cada uno de los caminos que habían recorrido para llegar hasta allí... Una tarde normal tomando cerveza se encontraron con un barco, que inesperadamente guardaba la brújula del padre de John B, la cual les llevó a un cementerio donde encontraron, dentro de un maldito sepulcro un sobre con una cinta, siendo el padre John B en grabación quien les dijo que él no lo logró, pero quería que ellos sí.

Después de robar un dron, buscar el Royal Merchant, encontrarlo y no ver el oro por ninguna parte, John B se fue a una biblioteca con Sarah Cameron y averiguó que el oro estaba en otro lado: debajo de la casa de una loca. Se colaron, Pope diseñando una polea para bajar a John B al sucio pozo para recoger el oro, de donde extrajo un lingote mientras la ciega y loca señora Crain les disparaba con una escopeta. Y por si fuera poco, cuando fueron a empeñarlo les tendieron una emboscada y casi les roban el oro, pero salieron airosos aunque eso llevó a muchas consecuencias que ojalá nunca hubiesen ocurrido. 

Pero aquello no había llegado al punto clave del asunto, porque John B descubrió que Ward Cameron fue el que mató a su padre, quien además había intentado matarle a él, y encima había extraído todo el oro del pozo y se lo iba a llevar fuera del país. Ellos creían que podrían detenerlo, pero el oro salió en el avión de Cameron, dejando atrás una muerte, un asesino, un cómplice y un inocente perseguido. 

Y ahora, el inocente huía hacia México mientras el cómplice y el asesino eran protegidos. Mayven apretó los dientes con rabia, mirando por la ventana maldiciendo a Ward y Rafe Cameron, a todos los policías que no podían ver que un adolescente de dieciséis años como John B no podría haber hecho aquella atrocidad. Y Rafe... Ella tampoco habría creído que él podría ser el culpable de aquello, pero tristemente, ya podía verle el sentido.

Aquel tiempo de reflexión envió a Mayven al enfado. O más que enfado, ira. Y en el tiempo en el que les sacaban del coche, enviándoles hacia una carpa blanca rodeada de periodistas apuntándoles a la cara, las manos de Mayven temblaban con la necesidad de arrasar con todo lo que tenía por delante. Notó a JJ apretarle la mano ligeramente, pero Mayven no podía concentrarse en eso. 

—Por aquí, por favor.— dijo una de las policías, Shoupe andando detrás de ellos. — Aquí.— señaló a cuatro sillas pegadas a la lona de la carpa con una mueca de disgusto, sus manos colocándose seguidamente sobre sus caderas como si fuese una madre. Ellos se sentaron, Mayven fulminando a ambos policías con un mirada que podría mandarles diez metros bajo tierra.

—Sentaos y no os mováis. Tenemos mucho de que hablar.— dijo Shoupe. Y sí, Mayven tenía muchas ganas de hablar. El policía después se giró hacia sus compañeros.— No los perdáis de vista.

Y seguidamente, les dejaron con un hombre del FBI, quien les miraba fijamente sin siquiera parpadear. Igualmente, seguían teniendo mil ojos encima de ellos, como águilas esperando a que los adolescentes moviesen únicamente un músculo para saltar y arrancarles las entrañas. Mayven miró al hombre de arriba abajo con un sentimiento de disgusto que no pudo esconder. El FBI estaba aquí, ¿y ni siquiera ellos habían podido ver que el hombre que estaba inculpando a John B era el hijo de puta que había montado aquella locura?

not ur friend [ jj.m ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora