not ur friend [ jj.m ]

iii. 2. siete vidas

" simplemente me haré
más guapa y más rica "

La primera semana de Mayven en el instituto de Charleston no pudo ser más decepcionante. Era como estar rodeada de centenares de Rafes y Toppers, todos con su perfecto uniforme acicalado, las chicas con joyas relucientes en sus cuellos y orejas.

En su primer día le había quedado claro que allí no sería bienvenida. Se había corrido el rumor de que una chica vivía con Michael, es decir, la misma Mayven, y las chicas la miraban con desprecio cada vez que pasaba por los pasillos. Incluso una de ellas le chocó el hombro tan bruscamente que se le cayeron los libros que llevaba entre los brazos. A Michael le tocó cogerla del brazo y llevársela antes de que Mayven pudiese girarse y tirar de la coleta alta que llevaba la adolescente.

Resultaba que esa chica era la ex de Michael. También resultaba que el chico era bastante popular en el instituto por ganar decenas de campeonatos de atletismo. Cada vez que pasaba por el pasillo le saludaban con el mote Gacela de lo rápido que corría. Mayven le estuvo molestando tres días con ello.

Aunque su nuevo compañero de vida le estuviese distrayendo de Outer Banks y todo lo que había dejado atrás, no significaba que pensase menos en ellos. Intentaba hablar con JJ todos los días, preguntando cómo les iba. El rubio decía que no hacían más que mirarles con pena por los pasillos de su antiguo instituto y que estaba a muy poco de enseñarles lo que haría si volvían a dedicarles una mirada así. También le habían despedido del trabajo, o más bien, él mismo se había despedido. Trabajar cerca de Kooks nunca había sido algo que disfrutase.

—¿Cómo estás tú?— le había preguntado Mayven con su teléfono presionado contra su hombro mientras recogía su habitación.

—¿A qué te refieres?— preguntó JJ de vuelta desde la otra línea.

—Ya sabes a qué me refiero.— rodó los ojos Mayven.— ¿Cómo lo llevas?

—Bien... Lo mejor que puedo.— dijo el chico ligeramente. Pero Mayven sabía que estaba mintiendo.— Ya sabes, molestando un poco a los Kooks por aquí, copiando en clase otro poco por allá... Lo normal.

Mayven sonrió ligeramente.

—JJ Maybank siempre creando sensación.

—Exacto. No lo has podido decir mejor.

—Hey, ¿estás seguro de que todo va bien?

—Perfectamente.

—Puedes permitirte estar triste...

—Lo sé, lo sé.

—Y... Me contarías si algo estuviese yendo mal, ¿verdad?

—Por supuesto, May. No lo dudes.

Pero Mayven, de nuevo, sabía que mentía. JJ no era bueno expresando sus sentimientos. La teñida ya se había sorprendido lo suficiente por cómo se comportaba con ella, con cómo le había confesado todo lo que había sentido durante ese tiempo. Pero JJ... Todo en él se convertía en enfado. Rabia. Ira.

JJ era una bomba con mecha muy corta. Mayven confiaba plenamente en él, y le conocía, y sabía que el control de sus emociones no era uno de sus fuertes. Mayven estaba esperando a que un día de estos explotase, si no lo había hecho ya y no se lo había contado.

El timbre indicando que había terminado la clase sacó a Mayven de sus pensamientos y se levantó con el resto de alumnos. Aquel instituto no era como al que había estado yendo durante toda su adolescencia, además de por las personas con las que ahora compartía clase. Llevaba uniformes; tenían un aula fija y los profesores se movían, lo que significaba que tenía que aguantar a las mismas personas durante seis horas al día y cinco días a la semana; la cafetería parecía ordenado jerárquicamente, ya que cuanto más popular eras más cercano al centro te sentabas... Era todo de lo más extraño.