not ur friend [ jj.m ]

v. 2. no sin ellos

" el arte de no encajar y
no temblar de soledad "

—¡Hey, Mayven!

La voz de Michael resonando por el pasillo del instituto le extrañó, así que girando sobre sí misma mientras cerraba la puerta de su taquilla vio cómo el chico de pelo rizado se acercaba con otros dos chicos más pisándole los talones, sus mochilas cayendo de un hombro.

Gruñó por lo bajo al ver las compañías que traía Michael. No entendía cómo podía juntarse con personas como Hunter Sallow y Carson Hawksley. Solamente con escuchar sus nombres podías oír el ka-ching de la caja registradora. Sonaban asquerosamente ricos. Eran como dos copias de Rafe y Topper, tan arrogantes, creídos e imbéciles como ellos.

Hunter Sallow se desenvolvía con soltura, siempre con una sonrisa ladina saludando a todo con el que se cruzaba. Las chicas y algunos chicos le seguían con la mirada a todas partes y los demás le envidiaban. Parecía que tenía una vida perfecta bajo esa impecable sonrisa y su perfecto pelo castaño, pero Mayven sabía que estas personas eran las que más ocultaban su lado oscuro, sus inestables familias y lo corrompidos que acababan. Rafe era ejemplo de ello.

En cuanto a Carson Hawksley no podía decir mucho más diferente. Su pelo corto tipo militar fortalecía su rostro y se notaba que se pasaba las tardes en el gimnasio. Él era más pasota, ignoraba a los demás como si eso le fuese a hacer más interesante. Era el típico chico que se las daba de misterioso cuando lo único que hacía era ser borde, grosero y desagradable.

Y ambos se acercaban a ella junto a Michael, cosa que no le gustaba.

—Hey.— dijo la chica con los labios fruncidos, mirando a los otros dos chicos de reojo.— ¿Quieres algo?

—Iba a preguntarte que si querías sentarte con nosotros hoy para comer.— propuso Michael encogiéndose de hombros.

—Sí, te la pasas sola en esa mesa de marginados, ¿por qué no vienes con nosotros?— dijo Hunter con esa irritante sonrisa ladina.— Seguro que te lo pasas mejor.

—Hunter, no sabemos si realmente tiene lo que hay que tener para sentarse en nuestra mesa. No te adelantes.— comentó después Carson, mirando a Mayven con una expresión casi sin emoción.

—Si a lo que hay que tener te refieres a ser insoportable y únicamente tener tres neuronas en el cebrero, prefiero ser una marginada, como vosotros decís.— rodó Mayven los ojos.

—¿Quién crees que eres para hablarnos así?— apretó Carson su mandíbula dando un paso amenazante hacia ella. Michael puso su mano en su pecho mientras ella simplemente le miraba con aburrimiento.

—Basta ya, baja los humos.— le dijo el pelirrojo.— No hacía falta hacer esos comentarios.

—El único que quiere que se siente con nosotros eres tú, Michael.

—Porque es mi amiga.— dijo él enseguida.— No me quejo cuando te traes a Layla y nadie de nosotros la aguanta.

Carson rodó los ojos y desvió la mirada hacia el otro lado del pasillo.

—Que quede claro que yo sí la quiero en nuestra mesa, se dará cuenta de que no somos tan malos. ¿Verdad, princesa?— Hunter continuó con su arrogancia.

Mayven arrugó la nariz con disgusto al escuchar el mote. Decidió no contestarle, girándose a Michael intentando mostrar pena.

—Si fuese a sentarme con vosotros sería por ti, pero creo que voy a acercarme a la biblioteca para adelantar trabajo.— No iba a ir a la biblioteca, pero no quería sentarse con ellos, y como no se le daba nada mal mentir aprovechó y sacó sus habilidades a relucir.