TORI
Estoy cansada, terriblemente cansada de las bromas sin sentido de Jade, esta vez ha ido demasiado lejos
–¿Tori, estás aquí? –André, siempre que ella decide cruzar la línea está André, buscando que todo esté bajo control después de un día pésimo
–Déjame sola –respondo con amabilidad, él me mira confundido –Estoy bien –afirmo haciendo presión en mi labio lastimado, solo para emitir un quejido bajo y caer de espaldas en el suelo del segundo piso del teatro.
–No lo creo, fue una caída un poco fea –el mira hacia arriba intentando encontrarme, el problema es que yo no deseo ser vista.
–Solo necesito hielo, eso dijo la enfermera– cierro los ojos con cansancio y tomo todo el aire que a mis pulmones les es posible recibir –André, volveré al salón en cinco minutos, no te preocupes.
Siento sus pasos alejarse, y entonces puedo relajarme más, las lágrimas de frustración comienzan a brotar libremente de mis ojos y siento mi cuerpo temblar durante un buen rato antes de bajar por las escaleras de hierro con rumbo al baño de chicas.
Me observo en el espejo, la zona derecha de mi labio está lastimada y con un leve tono rojizo. Tenso la mandíbula a propósito, volviendo a llorar, por mi cabeza pasan miles de cosas en fracciones de segundo, pero no estoy triste.
«Tengo que hacer algo, no puedo seguir con esto»
Las palabras de mi subconsciente no hacen más que decirme lo obvio, y es que devolverle a Jade un poco de su propia medicina es algo que he estado ignorando durante casi año y medio, creyendo absurdamente que si hacía lo contrario, ella tal vez podría cambiar su comportamiento respecto a mí.
Al entrar al salón del profesor Sikowitz tengo todos los ojos encima, ruedo los míos con fastidio
–Hay una clase en frente, mejor préstenle atención a eso y no a mi moretón –mi voz se escucha lo suficientemente brusca, yo supongo que nadie se hubiera esperado algo así de mi parte.
Cat se acerca cuidadosamente, y, dejando un beso en mi mejilla se vuelve a su asiento.
–¿Todo bien? -susurra entre dientes, y olvido mi enojo por unos segundos
–Sí, no te preocupes, Cat.
No puedo enojarme con ella, es todo lo contrario a Jade, y estoy segura de que se preocupa de manera genuina por cualquier cosa que pudiera pasarme.
–Bien, Tori, ¿qué te dijo la enfermera?
–Nada importante, solo debí poner hielo un rato y me dio algo para el dolor, el moretón se irá después.
–Entonces podemos continuar con la clase.
Siento su mirada en mí, pero yo estoy dispuesta a ignorarla, mi decisión era inamovible esta vez.
–¿Se te perdió algo, West? –susurro lo suficientemente audible, ella frunce el ceño con lo que parece confusión , pero finalmente esboza una sonrisa de satisfacción.
La clase termina tan anormal como siempre, con el profesor saliendo de la ventana gritando cosas inteligibles y con Beck y Jade en medio de una discusión, era la tercera del día y probablemente la séptima de la semana, en todas me veo involucrada de alguna forma... Pero ya no más.
–Tori, ven
–No, Beck –hablo con firmeza, sin ánimos de hacerlo sentir mal realmente, tomo una respiración profunda mientras medito mis palabras y vuelvo a hablar –. No quiero tener que ver con esto, no quiero ser una terapeuta de parejas. Jade es tosca, manipuladora y celosa, si aún con todos esos defectos decidiste que sería el amor de tu vida, entonces están en responsabilidad de asumirlo; te quiero y respeto, pero ese lastre lo cargas por tu cuenta –me doy la vuelta, camino hacia mi casillero y saco todos los libros que no había sacado durante la semana, dejando el pequeño cubo de metal casi vacío.
Sin esperar a nadie me encamino hasta el estacionamiento y subo a mi motocicleta, agradecida de no tener que depender de Trina y su extraña forma de condicionarme cada que quiere con cosas tan simples como ir y volver a la misma casa y escuela.
Mamá me recibe con una dulce sonrisa, al parecer está cansada de la ardua rutina de ejercicios en el gimnasio, o posiblemente solo sea su estado natural en el que no está de ánimos para muchas cosas, le pasa muy frecuentemente desde la muerte de la abuela, y yo la entiendo.
–¿Por qué el moretón en el rostro, hija? –alzo los hombros restándole importancia, no tengo ánimos o tiempo para hablar del tema, de modo que prefiero inventar cualquier excusa rápida que me ayude a salir del apuro.
–Estábamos haciendo un ejercicio de actuación y Beck me golpeó en el rostro sin querer, no te preocupes –le sonrío bebido un poco de mi jugo de manzana, ella asiente mientras enciende el televisor.
–Está bien, te llamaré cuando el almuerzo esté listo –señala el horno, y al asomarme supongo que se trata de pavo o algo por el estilo, mamá siempre ha sido fan de la cocina.
–Gracias, mamá –subo las escaleras a paso rápido y me adentro en mi habitación cerrando la puerta tranquilamente, recibida por la suavidad de mis almohadas me dejo caer de lleno en los brazos de Morfeo, sin ganas de pensar o de llorar.
{...}
–¡Tori! –maldigo, Trina no puede darme un momento lo suficientemente largo sin su muy molesta presencia –¡Alguien te necesita en la puerta, hermanita! –¿quién a esta hora? André no estaría libre en la tarde, Beck seguramente estaría con Jade, Robbie y Cat ni siquiera forman parte de la ecuación.
–¡Tori, tengo que irme y no es mi deber recibir a tus visitas! –bufo, honestamente tengo muy pocas ganas de bajar a la primera planta, así que tomo el camino más sencillo.
–Dile al intruso que suba, no pienso bajar por nada en el mundo!
Escucho un bufido y un resoplido, luego la puerta se cierra de golpe y por fin puedo ocultarme de nuevo bajo mis sábanas, cierro los ojos respirando profundamente, pero mi alegría dura poco antes de que alguien jalara mis cobertores.
–¿Qu...Jade? –mi semblante cambia inmediatamente al mismo que he usado en la escuela, uno lleno del enojo y frustración genuinos por su broma, ella está recostada contra mi mesa, sus manos cruzadas bajo su pecho y en sus ojos una mirada severa –Largo –espeto sin más, no la quiero aquí, ni hoy ni nunca.
–¿Qué te pasa, Vega? –me doy la vuelta dándole la espalda antes de caminar al baño de mi habitación, observo mi reflejo cansado y ojeroso, el moretón en la comisura de mi labio sigue ahí, al igual que el dolor en la zona derecha de mis costillas, mi enojo y ganas de golpearla de repente han revivido, a niveles que ni yo misma habría imaginado. La pregunta era incorrecta, yo estaba en mi casa, y ella no debía estar aquí.
–Vete, Jade.
–Te hice una pregunta, Vega –reitera firmemente, parece irritada y algo en mí me dice que ella y Beck han roto de nuevo, pero yo ya no estoy dispuesta a ser su pañuelo de lágrimas.
–Oh, espera, ya lo sé –toma mi muñeca y siento un tremendo fastidio en ese momento, toda la ira que he estado luchando por contener se apodera de mi cuerpo poco a poco y estoy segura de que explotará más temprano que tarde –No te gustó mi pequeña broma, ¿no es así?
Me zafo de su agarre con un movimiento rápido y vuelvo a tumbarme en mi cama, respiro fuertemente y con la suficiente rapidez para dejarle ver que en verdad no tengo humor, pero ella está dispuesta a acabar con mi paciencia; siento el golpe de una almohada impactando contra mi rostro, y mi autocontrol desaparece de inmediato.
–¡Te dije que te vayas! –empujo su cuerpo fuera de la cama con una patada, pero sencillamente no es suficiente, doy un puntapié en sus costillas, de la misma forma en la que ella lo ha hecho "Accidentalmente" esta mañana –¡Estoy harta de tus idioteces, eres una maldita perra abusiva y molesta, vete de mi casa ahora! –su rostro es un poema, uno que estoy harta de intentar leer; tomo una respiración profunda –¡Ahora!
Ella solo se pone de pie y sale por la puerta con la cabeza baja y sus ojos fijos en el suelo, yo sonrío con satisfacción y me doy cuenta entonces de que para que reciba lo que merece, yo debo a devolverle una a una las bromas pesadas que me ha hecho durante esos meses, ella se había encargado de declarar una guerra y yo ya no estoy en plan de apaciguarla, jugaría como ella... Hasta que alguna se rinda, o ella ceda a mí.
La llevaría al límite, solo ella tendría el poder de detenerme; Jade West había despertado a una parte de mí que siempre estuvo intentando controlarse, y pagaría las consecuencias de sus acciones.
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EVERYTHING ABOUT HER
FanfictionLo recordaba todo: La forma en que sus manos se movían hábilmente con la tijeras mientras me observaba como si disfrutase mi dolor, los momentos en los que se quedaba en casa mientras lloraba por su relación fallida con Beck, cuando me besó por pr...