Keep it safe for me - final part

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TORI

Al salir del cuarto en donde pudimos ver nebulosas y auroras boreales nos damos cuenta de que el sol se ha escondido un poco y seguramente comenzará a oscurecerse en una o dos horas, por lo que es el momento perfecto para un nuevo recorrido.

La verdad no tenía planeado nada, aunque sí estaba segura de que esta exposición estaba aquí, había leído de ella en algún periódico.

—Mi amor.

—Mi amor.

—Mira, ahí hay una cabina de fotografías.

Mi mirada se pasea hasta donde ella me señala, y evidentemente hay una pequeña cabina de la que salen y entran personas.

—¿Quieres entrar, mi amor?

—Sí, por favor mi amor —me regala un puchero, y yo me enternezco de inmediato devolviendo el gesto.

Me abrazo a ella esperando a que las personas que hacen fila para fotografiarse se vayan yendo, y ella me rodea por los hombros.

—Eres el regalo más hermoso que me ha hecho el universo.

Me quedo en silencio, disfrutando de los mimos suaves que sus dedos le ofrecen a mi cabello.

«¿Estás segura de que tienes que irte?» me tenso de inmediato, y de nuevo los pensamientos negativos se apoderan de mi mente.

—Mira, ya podemos ir.

—Déjame quedarme así un segundo más —pido haciendo más fuerte el abrazo, ella no dice nada y solo me permite esconderme en uno de sus hombros; acariciando mi espalda de arriba abajo y recordándome con pequeños susurros lo mucho que me ama.

—¿Está todo bien? —asiento con dificultad, pidiéndole todo el perdón del mundo internamente, tratando de no sentirme culpable, recordándome que esto que haré será por mi bien, por el bien de ambas... De todas las personas a mi alrededor, porque nadie sufra a manos del daño colateral de mi adicción.

—Vamos —entrelazo nuestros dedos en un agarre firme, uno que está lleno de deseos de cuidarla, de proteger su corazón contra todo lo que pueda dolerle.

Nos sentamos en el pequeño banco de la cabina, y ella besa una de mis mejillas antes de capturar la primera foto.

En la segunda estoy yo, jugando con su cabello como si fuese un bigote y haciendo bizcos, ella se queda mirándome con una expresión confusa pero divertida.

En la tercera, ella tiene mi rostro entre sus manos y me acerca al suyo, con deseos de besarme.

Para la cuarta fotografía sus labios besan los míos apenas, un leve roce que me eleva hasta el cielo y me ayuda a tocar las estrellas.

Finalmente, nos abrazamos con fuerza para la última fotografía, y como prefiero que ambas conservemos cada uno de nuestros recuerdos, presiono un pequeño botón que hace que las fotografías se impriman dos veces.

—Te amo —sonrío viendo sus ojos iluminarse mientras detalla cada imagen, su sonrisa amplia deja ver sus hermosos dientes y sus mejillas se marcan un poco más.

—¿Ahora a dónde vamos?

—Quiero algodón de azúcar —no puedo creer que la chica amante de las tijeras más temida de toda la escuela tenga semejante antojo, pero tampoco puedo negarme a una petición así de hermosa.

—Tú mandas —toco la punta de su nariz con la yema de uno de mis dedos, ella cierra sus ojos. Salimos de la cabina fotográfica y caminamos tomadas de la mano sin inmutarnos.

EVERYTHING ABOUT HERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora