Her eyes shout love to me

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TORI

—¡Camila! —me quejo, no puedo creer que ha vuelto a hacerme la misma broma —No es divertido, dame mis zapatos.

Es hora del desayuno, lo que sugiere que solo tengo veinte minutos para terminar de vestirme y bajar hasta el comedor, tengo demasiada hambre como para perderme de la primer comida del día y Camila, una de las pacientes con las que he hecho una bonita amistad mientras he estado aquí, decidió que sería súper gracioso esconder mis zapatos.

Por si te lo preguntas, sí, tenemos horarios para cada cosa que hacemos a excepción de la toma de signos vitales; en buena parte se me hace divertido y creo que nos permite a todos estar más tranquilos.

Es algo así:

7:00 a.m: Despertamos y tenemos una hora para el desayuno, que es a las 8:00

Desde las 8:00 hasta las 8:30, estamos en el comedor, y luego tenemos tiempo libre hasta que cada uno de los psicólogos nos llama para una sesión de terapia, que no es fija y no es necesariamente larga o corta.

Si necesitas tomar un medicamento, como es mi caso, te lo dan inmediatamente después del desayuno.

Al medio día nos llaman para el almuerzo, y hay días en los que hay postre -solo cuando hemos terminado el plato principal- por lo que en esos días todas las pacientes corremos en manada hasta el comedor.

Luego, hay un nuevo tiempo libre, interrumpido solamente por la terapia física que hacen algunas pacientes, y por la terapia psiquiátrica a la que todas debemos asistir.

Hay otra ronda de medicamentos y de toma de signos vitales en todo este intervalo de tiempo.

A eso de las seis treinta vamos de nuevo al comedor para la cena, y es el momento conjunto más divertido del día porque nos dejan sentar en el suelo si deseamos hacerlo, de modo que podemos contar historias o hablar de cosas interesantes para todas.

No es un mal lugar, no puedo quejarme demasiado.

—¡Karla Camila Cabello Estrabao, no estoy jugando!

—¡Silencio, Vega! —gruño ante la afrenta de Lauren, quien es, por lo que ellas mismas me contaron, la novia de Camila.

—¡No, quiero mis zapatos ahora, Lauren Michelle Jauregui Morgado, ahora!—la chica con un aspecto bastante parecido al de Jade, con excepción del hermoso color verde que se destaca en sus ojos, aparece frente a mí con mis zapatos en mano... Pero están mojados, empapados, de hecho.

—Fue ella —Camila entra por la puerta en medio de una risotada, a la que no puedo evitar unirme casi de inmediato mientras busco las pantuflas que nos fueron dadas el primer día, no hay más opciones.

—¡Chicas, es hora de desayunar! —Lena nos llama a todas con la energía propia de su ser, yo sigo preguntándome de dónde salió el "Luthor" que oficia como apellido.

—Espero que sean hotcakes, esta semana hemos desayunado huevos con tostadas, cereal, sandwich de queso y jamón, huevos otra vez pero con bacon, y... ¿alguien recuerda qué desayunamos ayer? —el trastorno ansioso de Lauren es divertido cuando está en su nivel más bajo, porque lo único que hace es contar y recordar cosas.

—Huevos benedictinos con waffles.

—Y todos esos días hemos tenido jugos de fruta para beber.

—¿Eso es una queja? —cuestiono mientras tomo asiento en la mesa de siempre, Camila niega.

—No lo es, solo quería que Lolo lo recordase.

—Gracias —la mencionada deja un beso en la mejilla de su novia, y no puedo evitar sonreír al pensar en que incluso en estas circunstancias prefieren quedarse juntas.

EVERYTHING ABOUT HERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora