His corpse, her stars.

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CAT

El funeral de Beck, estoy en el funeral de Beck y estoy llena de recuerdos de cuando las cosas estaban bien entre nosotros y él se portaba como un hermano mayor lleno de amor.

¿Si me duele? Mucho, pero no de la forma en la que pensé que me dolería.

Me pregunto qué cosas pasaron por su cabeza los últimos segundos en los que pudo respirar, si es que acaso le dolió todo lo que hizo para perjudicar a Jade y a Tori, si en algún momento se culpó por su desaparición repentina, si al menos en ese lapso de tiempo trató de reivindicarse, si quiso redimirse... No lo creo, y tengo buenas razones para no hacerlo.

También me pregunto si su rostro sigue siendo el mismo dos días después de los disparos en el colegio en el que vivimos un montón de cosas juntos durante dos años y que -por cierto- ahora mismo no tenemos clases porque los directivos decidieron que loes estudiantes necesitábamos un respiro de todo el caos.

Dejo las flores sobre su ataúd, está abierto y tengo la posibilidad de que mis dudas se resuelvan: sí, es el mismo chico de cabellos castaños, excepto que ahora van recogidos en una coleta.

—No entiendo...

—¿Qué cosa? —abrazo por los hombros a Robbie, quien no se ha movido de su lado a pesar de que se dio cuenta de la traición de su novio con un chico del que nadie sabía demasiado más que su nombre.

—¿Por qué las personas hacen cosas malas?

—No hay una razón específica para que la maldad exista, es parte de nosotros simplemente; pero cada uno decide cómo enfrentar su maldad interior. Él tomo decisiones que terminaron por matarlo, y eso no es responsabilidad de nadie, ni aunque lo hayas amado y sientas su vacío... El amor no es un sentimiento de soledad que se llena de a poco con una persona, es una decisión que te complementa.

No me dice nada, solo me deja abrazarlo por un buen rato hasta que Trina se acerca con cautela hacia mí; no hay demasiadas personas aquí que quieran ver su cadáver; Jade prefirió no venir y envió un ramo de camelias blancas a sus padres, pero en el fondo fue un poco obvio que solo lo hizo por una extraña clase de compromiso.

La segunda fase que atravesamos en medio de un proceso de luto es la ira: nos culpamos por la muerte de la persona que ya no nos acompaña, nos sentimos fúricos por su ausencia, le culpamos a mares porque se ha ido y a nosotros nos queda únicamente sobrevivir ante el vacío con una sonrisa que es imposible poseer en el momento y que tampoco queremos buscar por la falta de fuerza de voluntad que nos embarga.

Aunque no sea yo quien la sienta en este momento, ella está llena de eso: la partida de Tori ha hecho que su luz se atenúe, ya no hay el mismo brillo malicioso en su mirada, no está del todo la felicidad que la había venido caracterizando por meses... Y André y yo estamos perdidos en la confusión por la muerte del canadiense, de modo que todos pasamos por algo distinto.

El féretro es cerrado por los padres de Beck, su madre se aferra casi violentamente a él por unos largos minutos en medio de lágrimas y gritos que piden clemencia al cielo, y un milagro que le permita ver los ojos marrones llenos de esa jovialidad de la que todos fuimos testigos en algún momento.

Es imposible.

Finalmente mis ojos se pierden en el acto de cierre: el ataúd va descendiendo poco a poco hasta que alcanza el tope a tres o cuatro metros debajo de nosotros; hay llanto, pero no hay una sola lágrima que brote de mi parte. Todavía tengo el moretón que me dejó su golpe, porque en verdad fue demasiado fuerte y mi piel es sensible.

Suspiro.

—Adiós, Beck.

Robbie solloza, creo que se siente perdido y amenazado en medio de un mundo que no le ha dado la oportunidad de ser quien verdaderamente es sin que sienta el temor de ser juzgado... Y ese dolor lo he sentido tantas veces que -solo por eso- lloro con él hasta que ambos nos calmamos.

EVERYTHING ABOUT HERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora