You know the reason why

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EVANGELINE

Me pregunto cuántas veces ella se sintió tan poco importante como yo lo hago ahora. Al menos ella contaba con el amor y el apoyo de las personas que la amaban y yo ahora mismo no tengo a muchas personas a mi alrededor, me causa un poco de envidia.

—¿Qué haces aquí?

La hermana menor de la familia Dawson está en el cementerio hoy, es un poco lógico teniendo en cuenta que estamos cerca a que se cumplan oficialmente los dos años del suicidio de Dalilah y entiendo su frustración, pero a mí nadie me ha preguntado sobre cómo me siento.

—Lo mismo que supongo haces tú, visitarla.

Ella se sienta en el pasto de la misma forma en la que yo lo hago, estamos a uno o dos metros de la tumba de su hermana y al girarme para mirarla me doy cuenta de que en serio está delgada.

—Estás drogada, supongo.

Asiento, tengo pastillas para dormir y un poco de morfina en el cuerpo.

—¿Qué hice? —comienzo a llorar, a pesar de que ha pasado tanto tiempo sigo sin perdonarme por cada cosa que dije en la escuela.

—Te metiste con su físico, con su relación con Tori y con nosotros hasta acabarla desde sus cimientos, y de paso estás acabando lo poco bueno que queda de ella —sé que me está responsabilizando demás, pero a pesar de eso soy consciente de que lo primero es verdad.

Me recuesto por completo en el pasto y mis ojos se cierran llevándome a la época en la que me di cuenta de que Dalilah y Victoria tenían una relación

FLASHBACK

Camino por los pasillos de Sherwood a paso rápido evitando ser descubierta por alguno de los maestros, la necesidad de nicotina creciente en mi cuerpo me apremia hacia los baños y al adentrarme sigilosamente en uno de los cubículos me doy cuenta de que no estoy sola.

—Te quiero —¿esa es Tori?

—Yo también te quiero, pero estoy muriendo de miedo.

Silencio por algunos segundos, un ruido de un beso aturde mis oídos, cierro la puerta con cuidado de no ser escuchada.

—Yo igual —suspiro —Es que soy demasiado feliz y no quiero que nadie... —besos —Que nadie nos haga daño.

Risas tímidas y la puerta abriéndose.

Por el pequeño espacio entre la cerradura de la puerta y el marco del cubículo puedo ver de quién se trata.

¿Dalilah? ¡Maldita zorra!

Me quedo de pie recargada en la puerta, enciendo un cigarrillo solo después de cerciorarme de estar sola y me dedico a fumarlo con toda la tranquilidad posible hasta que la campana del receso suena y puedo salir.

—¡Evangeline! —la voz de Gabriela, una de las chicas del grupo con el cual suelo salir, está corriendo en mi dirección mientras yo camino hacia el patio principal con la mochila en el hombro izquierdo y una lata de refresco en la mano derecha.

—Hey —saludo con tranquilidad y veo a Tori pasearse de cerca, su mirada cae en la mía con amabilidad y ella se gira sin expresar nada en específico.

Estúpida Dalilah

—¿Todo bien con Vega?

—Necesito un favor.

Caminamos hasta las pequeñas mesas en las que habitualmente nos quedamos en el recreo junto con los demás chicos que siguen sin aparecer.

—¿Qué pasa?

EVERYTHING ABOUT HERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora