Keep it safe for me - Part One

321 37 1
                                    

TORI

Nadie nunca nos explica lo complicado que es decir adiós a todo lo que conoces, tampoco se nos dice que hay más opciones o que hay una inminente posibilidad de que nunca más volvamos a ver la vida del mismo modo en que la hemos visto durante mucho tiempo solo porque en caso de que no nos queden más caminos... Hay que aprender a soltar.

Yo tuve que aprenderlo después de dos años y medio, y no lo asimilo por completo todavía, mucho menos con la persona más importante de mi actual universo entre mis brazos.

Cuando estuve en terapia por última vez, hubo algo que mi psicólogo me dijo, que en buena parte fue todo lo que necesité para hacer catarsis golpeando cosas, dejar de lado a Evangeline y expresarle finalmente mi odio, y... Renunciar a Jade para que ella pueda dejar de vivir en medio de mis recuerdos.

FLASHBACK

—Llegaste cinco minutos tarde.

—Lo siento, tuve un pequeño percance.

—Me gusta tu honestidad.

Me siento en la silla al frente de la mesa y él me ofrece un vaso lleno de soda, no sé de dónde la ha sacado pero la agradezco con una sonrisa y bebo un sorbo.

—Ha sido una semana complicada. Estaba en el cementerio hace un rato y... —suspiro —No lo sé, pelear con la persona más importante de mi vida es una de las cosas que no son fáciles de digerir.

—La vida misma no es fácil de digerir, Tori. Pero siempre está la opción de reencontrarte, de ver la vida solamente como eso que tanto amas y no como algo que te somete al sufrimiento eterno porque no es así, nunca ha sido ni va a ser así.

—¿Cómo me reencuentro conmigo misma?

—Eso es parte de que te descubras como eras antes de todo el desastre, no que sigas encerrada en el mismo ciclo autodestructivo que no va a traerte nada. El que uses drogas, el que golpees cosas y el que grites a cada persona que se atraviesa en tu camino... ¿Te ha servido para algo o solo ha empeorado tu condición?

—Lo segundo —me encojo en la silla, él solo sonríe.

—Bien, ¿te digo algo? —asiento —Sé que cada vez que te drogas, lo único que buscas es sacar la rabia porque no entiendes la razón de la muerte de Dalilah, porque sigues aferrada a tu culpa y eso no te ha permitido avanzar hacia el futuro que sabes que tienes... Justo ahí —señala su pecho y su cabeza —Es ahí donde residen cada una de las consideraciones que has hecho después de la muerte de tu amiga, y solo has estado buscando una a una excusas para no salir de ahí porque...

—Porque no conozco otra cosa diferente al dolor, ¿no?

—Exacto, desde que ella se fue no has considerado otra cosa que no tenga que ver con las recriminaciones, con las culpas autoimpuestas, con la rabia acumulada, con la tortura psicológica que también te impones tú misma. Solo has estado sometiéndote a castigos inhumanos por sentir el mismo dolor que Dalilah sintió, ¿me equivoco?

Me tomo un momento para analizar a fondo sus palabras, y me doy cuenta -muy a mi pesar- de que no podría ser más cierto.

—No lo había pensado de esa forma...

—Deja de golpearte tan duro, eres tan joven y virtuosa... Estás tan llena de tantas capacidades que no notas, ¿cuánto tiempo dejarás que el pasado te pese, cuánto más vas a llorar por el fantasma de tu pasado, Tori?

Lo que queda de la terapia me dedico a hablar sobre todo lo que estaba atorado en mi garganta, incluyendo la disputa con Jade que sigue sin resolverse, la pelea con mi hermana y la advertencia de mi padre en conjunto con lo que dijo mi madre.

—Ella tiene razón, cada uno de nosotros es responsable de decidir cuándo toca fondo, y solo en ese momento el ave fénix dentro de cada uno se quema para resurgir de las cenizas como algo nuevo.

Me pongo de pie un poco más tranquila, pero soy interceptada a medio camino cuando quiero salir.

—¿Si?

—Tori, si no hubiese existido la gran explosión, el mundo no estaría creado tal y como lo conocemos, necesitas hacer catarsis si en verdad deseas resurgir de tus cenizas... Decídete, pero cuando tomes la decisión final asegúrate de sostenerte tan fuerte a ella que nada ni nadie te haga sentir mal por decidir. Lo primero en la vida eres tú, no hay nadie en el mundo que merezca que te pongas en segundo lugar, ¿entendido?

—Entendido.

Salgo por la puerta decidida a hacer catarsis y buscar opciones.

FIN-FLASHBACK.

—Buenos días

La voz calma de Jade me devuelve al mundo actual, y sonrío llena de amor al ver su rostro adormilado y su cabello revuelto, ella está feliz, yo también lo estoy.

Pero es mi último día...

—Buenos días, mi constelación.

Hoy no habrá drogas, puedo hacerlo; hoy no habrá drogas.

—¿Dormiste bien? —dejo un beso en su cabello y ella ríe.

—Sí, ¿y tú?

Asiente abrazándose más a mí.

—Más que bien, tengo mi peluche personal de tamaño real.

—¿Ah sí? Cuéntame más.

—Mmh, está bien —sube sobre mí, entonces recuerdo que ambas estamos muy desnudas —Mi peluche personal tiene ojos marrones, cabello castaño, pómulos marcados y lunares en su espalda... Además de algunos rasguños.

Arrugo la nariz, ella sonríe.

—¿Rasguños? —su mirada azul me contempla con tanto amor... Esto me va a doler tanto, maldita sea.

—Sí, pero es mi culpa.

—Vaya, tienes una extraña forma de tratar a tus juguetes. Por cierto, ¿ya le has puesto nombre a tu peluche personal? —ella se esconde en mi pecho dejando besos castos que me estremecen; luego asiente y vuelve a mirarme —¿Y cuál es?

—El amor de mi vida.

Sonrío, pero la tristeza me invade hasta calar mis huesos... No puedo hacer esto, no puedo irme.

«Tienes que hacerlo, por ambas»

Peino sus cabellos y me deleito con sus facciones, no quiero perderme ni un instante de este despertar, de ella siendo tan inmensamente linda, de ella haciendo cualquier cosa que me sabe amargamente a una despedida.

—¿No es un nombre muy largo? —su cuerpo abandona el mío y la observo detenidamente de nuevo. Estoy perdida.

—No, me parece el mejor nombre del mundo —me invita con una seña de su dedo y entramos al baño en busca de una merecida ducha.

Al buscar entre mis cosas me doy cuenta de que tengo conmigo mi cepillo de dientes, es una costumbre inculcada por mi padre.

—Demonios —se queja con la voz irritada y yo la miro con confusión.

—¿Qué pasó?

—No traje mi cepillo de dientes.

—Si no te molesta usar el mío... —su mirada es un dilema, pero termina por arrebatar el objeto de mis manos y se adentra al baño sin deshacerse de la toalla que envuelve su cuerpo.

—Después de todo —me abraza por la espalda y apoya su barbilla en mi hombro —Conozco todo de ti como para sentirme mal por usar tu cepillo de dientes.

Río a carcajadas y ella me acompaña sin pudor. Su risa, es muy hermosa.

—Creo que algunas personas —nos guío hacia la cama y ella se sonroja un poco, ambas estamos desnudas aún, solo que hay dos toallas en medio —Llegan a creer que bajo ciertos ángulos...

—Tú eres muy bonita.

Sonreímos antes de fundirnos en un mar de besos que se encargan de dejarnos desnudas, de que las caricias y gemidos resuenen lenta y sutilmente entre nosotras y que el sol del medio día nos sorprenda poniéndose sobre nosotras.

Y sigue siendo mi último día a su lado.... Y espero poder resistir el peso de esa decisión.

EVERYTHING ABOUT HERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora