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Konan

Estoy sentada frente a la tumba de mi ángel: mi abuela.

¿Cómo es que llegué aquí? Bueno los padres de Noah fueron cómplices, ellos llevaron mi ropa y yo caminé hasta acá... dicen que no puedo hacer ejercicios físicos, je, que buena suerte... no puedo ni correr diez metros cuando ya me ando desmayando.

Sí, así de triste. Sí así de debilucha estoy.

Vine aquí para hablar con ella... Ha hablar con mi defensora.

―Hola, abuela... ―miro la foto de ella que tengo en mis manos―. Hace tiempo que no vengo... ¿cierto? Pues... perdón por eso... pero han pasado cosas... muchas cosas. ―mi voz empieza a cortarse―. Vengo del hospital, y me dijeron que tengo tres costillas quebradas, ¿puedes creer eso? Sí abuela, hasta tal punto ha llegado... ―la primera lágrima cae―. Quiero decirte que... aunque estés allá arriba, en un mejor lugar, sigo extrañándote, y lo haré siempre, hasta que mi vida termine, hasta que mis ojos dejen de ver, mis labios dejen de moverse y mis oídos escuchar... Yo te extrañaré siempre, pero te tengo aquí ―toco mi pecho―. Mi corazón es todo tuyo. ¿Sabes? Yo sin ti no sé que hacer, pero mira... siete años que ya no estás conmigo... Siete años sin verte, sin tocarte ni escucharte... Es que en serio te extraño muchísimo... Eras mi razón de mi existir, y si tu no estás, yo tampoco... Oye... ¿Qué tan lindo es el cielo? ¿Cómo es? ¿Es lindo como dicen que es? Deseo que me visites en algún sueño... despedirme de ti... Porque en vida no pude hacerlo, quiero que vuelvas, que me abraces y en tus brazos me acorruques, quiero que me cobijes cada que haga frío, quiero que vuelvas... que vuelvas a estar conmigo, que me des beso cada despertar.

Siento que no puedo más... las palabras ya no salen de mis labios... solo llantos, solo sollozos.

―Perdóname, perdóname por no salvarte, por no entrar a esa habitación, por no detenerla ―hablo rápido―. Lo siento... no debí llevarte a casa después del parque, no debí hacerlo, fui una estúpida, perdóname.... Perdóname por no... ―no hablo, solo lloro―. Fue mi maldita culpa lo siento, lo siento, perdón.

Me abrazo a mí misma.

―No sabes cuanto deseo que estuvieras aquí, en la tierra, y yo allá en el cielo... Me hubiera encantado ir primero yo, pero no fue así... no es así.

―No fue tu culpa ―una voz demasiado familiar llega a mis oídos―. Sabes que no es tu culpa.

Siento como se inclina hasta sentarse junto a mí.

―No lo fue, Konan.

Alcé mi mirada y giré para poder verlo.

―No lo fue, Konan ―repite.

―Noah... ―mi voz se vuelve a quebrar.

Él no lo duda ni un minuto y me abraza, despacio.

―Anda, grítalo, dilo, sácalo.

Y empiezo a llorar de nuevo.

―Fue mi culpa, fue mi culpa por no estar ahí cerca de ti, fue mi culpa por no detenerla a tiempo, fue mi culpa por bajar a la cocina, fue mi culpa por llevarte a casa cuando no debí hacerlo, fue mi puta culpa por no haber sido buena niña... ―Noah no decía nada, solo acariciaba mi cabello―. Pero... solo era eso... era una niña que no sabía nada... ERA UNA NIÑA, ¿POR QUÉ ME ARREBATASTE LO QUE MÁS QUERÍA? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ELLA ERA MI TODO, ERA LO QUE ME DABA FUERZA, Nona era todo para mí.

Noah me abrazó un poco más fuerte que hice una mueca de dolor. Me lastimó.

―Fue mi culpa... no debí llevarla, no. ES QUE FUE MI CULPA, NOAH. ―grito sin más.

No se pueden oír más allá mis gritos ya que son ahogados en la camisa de Noah.

Él me separa un poco y besa mi frente...

―¿Estás bien?

―¿Parezco que lo estoy?

Él ríe.

―Todo va a estar bien, cielo, todo bien.

―¿Y si no lo está?

―Estaré aquí para ahogar tus miedos.

―¿Y si mis miedos te ahogan a ti?

―No pueden... porque soy más grande que ellos.

―Gracias... ―digo agachando la cabeza―. No creo que tu "Todo va a estar bien" arregle las cosas... pero al menos yo creo en ti, y si tú dices que estará bien todo, es porque lo va a estar.

―Tengo mis sospechas.

―¿De qué?

―De que todo va a cambiar.

―Creo en ti a siegas.

―Lo sé.

―Así como tú crees en mí.

―Ajá. ―lleva sus manos a mi cara y limpia mis lágrimas.

―Ella está feliz. Ella está orgullosa de ti.

―¿Qué tienes para probarlo?

Solo lo sé.

―Creo en ti a siegas ―repito.

El vuelve a abrazarme, su abrazo es cálido, suave, es ese abrazo que te dice lo que te dijeron en palabras:

TODO VA A ESTAR BIEN.


::::

*llora en francés* 

Este es el capítulo que más me dolió escribir porque ajá... No diré nada. Lloré al escribirlo y no sé si ustedes al leerlo. 

Siento que después de este capítulo va a ser tipo: "Kari, págame la terapia" De una vez les digo que no me pago ni la mía. JAJJAJAJAJAJAJA. 

Saben que los amo con todo mi ser, con todo mi existir, así que nada... 

Hasta el próximo capítulo.

Atentamente; 

Kari Elena. 

Konan y Noah [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora