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Konan

Ajam, ajam...

―Estaba con Meloddie ―le digo a la señora Joy.

―Quieres decir con la insoportable Meloddie. ―corrige ella.

―¿Por qué le cae tan mal?

―Bueno, llevó a Noah a unos caminos muy feos desde sus 15 años, pero pues gracias a ti se supo comportar.

―¿De qué caminos estamos hablando? ―digo sonriente.

―Drogas, alcohol, fiestas, desobediencias, cosas así, siempre se comportaba mal con nosotros.

―Yo no lo conocí así.

―Y agradece eso, le hubieses plantado el golpazo de su vida. Era demasiado... ―trató de buscar una palabra.

―¿Rebelde?

―Díscolo ―terminó su oración―. Era más berrinchudo que un niño de cinco años. Antes no lo mandé a la casa de los abuelos.

Rio.

―¿La casa de los abuelos?

―Bueno, ellos siempre han sido estrictos, hora de llegada antes de la media noche, salidas solo tres veces al mes y de la escuela a la casa, notas impecables y nada de rebeldía.

―No, yo no hubiese podido vivir ahí, tantas reglas...

―Y todas han sido rotas.

―¿Por quién?

―Hola, mucho gusto Joy. ―sonríe tomando de su té de manzanilla.

Ambas reímos.

―Dígame que usted era la chica que se ponía a beber y llegaba a casa como si nada.

―Sí, también... ―da una sonrisa traviesa.

―Entendí, entendí. ―negué con la cabeza―. ¿En serio?

―¿No parece? ―da un golpe suave en mi hombro―. No era tan inocente que digamos.

―Yo tampoco... ¿por qué cree que le entendí?

―Sé que es difícil para ti.

―Pasado pisado ―digo sacando otro pan tostado para untarle crema de maní.

―Te encanta eso, ¿cierto?

―Es lo único que puedo comer sin culparme después.

―¿Noah sabe eso?

―No, ni loca le digo, estaría todo el día diciéndome al oído: "Come, tienes que comer, come, come, come, come." ―imito su voz.

―Pero tienes que hacerlo.

―Sabe... esta semana a sido pesada, la comida no me sabe... ―la miro―. No estoy enferma. Tampoco me emociona algo... Fingir es demasiado pesado.

―Duele ―ella toma un pan tostado y lo muerde para después beber de su té.

―¿Le ha pasado?

―De vez en cuando. ―sonríe triste―. Es la cosa más horrible del mundo.

―Es cierto ―doy otra mordida―. Se siente horrible que solo te quieras tirar a la cama, llorar sin parar... pero solo te haces más daño, porque siempre debe haber un "y si" ―hago comillas―. Como si pudieras cambiar todo. Es un: "y si lo hubiera dicho" aunque sabes que si lo hubiese dicho nada cambiaría nada, solo hubieran dicho: "todo está bien" y esa mierda no sirve... mucho menos que con una palmadita en la espalda te digan "ánimo" porque sabes que después de eso, viene algo peor.

Konan y Noah [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora