Konan
Al terminar de decir eso, yo ni siquiera contesté, solo sonreí como boba.
No soy tanto de decir las cosas, pero..., yo también lo quería para siempre, cuidarlo y hasta el fin del mundo guardarlo.
—Iré a ducharme ya —bajé mi mirada.
—Sí, bueno, está bien —respondió, su voz me rompió.
—Noah. No soy tan buena para expresarme, pero yo te amo, te amo mucho, en serio. Eres lo mejor que a pasado. Y vuelvo a decir, te amo, te amo como no tienes una idea. —Di la media vuelta, con una toalla envuelta tapando mi cuerpo.
Entré al baño, a ducharme y cuando salí, Noah no estaba en la habitación, quien estaba era su mamá.
—Bien, Noah se ha ido a no sé qué lugar —sonrió—. Así que este es mi trabajo ahora.
Le sonreí y me adentré a la habitación quitando la toalla de mi cabeza y que mi cabello a los hombros cayese sobre ellos.
Ella me hizo una seña de que me sentara cerca al tocador, que, por rara razón, Noah tiene uno. Tomó el cepillo que había ahí y empezó a cepillarme el cabello.
—Eres hermosa, Konan. Además, tu cabello es muy suave, me agrada que no esté tan enredado ahora.
Reí.
—Bueno, es porque durante me ducho, empiezo a desenredar lo más que pueda. Gracias a que es cabello corto, mis dedos suelen desenredarlo mejor.
—Mira, me has dado alientos para cortarme el cabello, pero Noah y su padre..., se enojarían.
—Deje atrás los berrinches de esos dos —fruncí mis cejas—. Sin ofender, pero, es su cabello, su decisión, así que; mañana le puedo acompañar a cortarse el cabello como quiera —le sonreí.
Ella dejó salir unas risas.
—Entonces mañana vamos.
Asentí.
Ella siguió cepillando mi cabello, y viéndolo nostálgica.
—¿Qué pasa? —me atreví a preguntar.
Ella sonrió.
—Eres la hija que no tuve, Konan.
—Pues seré la mejor compañera de su vida, entonces.
Ella sonrió.
—Te contaré —dejó de cepillar mi cabello y fue por el vestido—. Antes de Noah, bueno, mucho antes que él..., yo quedé embarazada de otro hombre. Mi madre y mi padre sabían, menos él, porque él decidió irse a otro país, para alejarse de mí.
Yo me quedé quieta, donde estaba, solo escuchaba.
—Una noche antes de irse, me pidió que fuera a su casa y me dijo que yo era la chica con la cuál quería pasar el resto de su vida —rio, triste—, obviamente le creí. Tenía 18 años, ni siquiera sabía algo de amor. En su lugar, él tenía 21 años, él era más inteligente y manipulador, sabía que era así, pero estaba ciega.
Yo no decía nada, no quería que dejase de hablar.
—Él y yo tuvimos sexo esa noche, y al día siguiente que desperté, él ya se había ido y había dejado un sobre en el buró. Ésta decía: Cuando despiertes yo ya me habría ido. Me rio de ti por tan ingenua que eres, pero, en fin. Te deseo suerte, la necesitarás. —Explicó—. La verdad que me reí en ese instante, lo leí con su voz burlona y me sentí usada, me sentí...
—Sucia —completé por ella y volteé a verla—. No eres la única que se siente así, te comprendo.
Ella apretó sus ojos y lágrimas salieron de ellos.
—Quedé embarazada, como ya dije —sonrió—. A los 3 meses de embarazo, yo voy al ginecólogo, y me dicen que sería una niña, pero... no me sentía lista, no tenía el suficiente dinero, no sabía nada de un bebé y sabía que sería mala madre, pues mi papá decidió no apoyarme desde que les di la noticia y mi madre al segundo mes —secó sus lágrimas—. Me sentía inútil, y la verdad que no quería tener un hijo a tan corta edad sin saber ni tener nada, así que aborté..., no me sentía lista y me sentía que era una mala persona por dejar ir a un bebé sin siquiera tener culpa...
Yo apreté mis labios. Mientras, ella siguió:
—Después de hacer eso, entré en depresión, así que fui con el psicólogo escolar y me hizo sentir más basura de que lo ya me sentía. Llegué a casa, me tiré a la cama y lloré hasta quedarme dormida. Al día siguiente, que, gracias al cielo, había una nueva psicóloga, así que entré y me dijo que estaría bien, que no me culpara. —Ella sonrió—. Salí de ahí con una gran sonrisa y mejoré en clases.
Sonreí.
—Después, cuando llegó la graduación y al día siguiente el baile, yo no quería ir porque no tenía pareja, ni mucho menos un vestido bonito, pero, decidí ponerme el mejor conjunto que tenía y salí en bicicleta hacia la escuela, cuando entré al baile, todos tenían pareja con la cual bailar, así que fui por una bebida y me senté en la mesa más cercana a la salida —ella terminó de secar sus lágrimas—. Así que me puse de pie, y cuando iba a dar la vuelta, un chico estaba de rodillas frente de mí, con una rosa rosa y una gran sonrisa tímida.
Yo reí.
—Vale, vale, ¡El amor a la puerta de la escuela! —carcajeé. Ella hizo lo mismo.
—Hola bella señorita, ¿me permite esta pieza? Dijo relamiendo sus labios, y yo acepté su mano tomando la rosa. Bailamos la canción lenta, la que seguía y la otra, hasta cansarnos —me miró—. Un baile bastó para hacernos amigos y conocernos de lo mejor.
—Y ese señor es...
—Donth —sonrió de oreja a oreja—. Él me hizo saber que el haber abortado no estuvo mal, sino que estuvo bien, porque si no me sentía segura y no tenía el dinero suficiente, ¿para qué lo tendría? Solo sería una carga para mí, el estar de un lado a otro buscando trabajo, sin tener a quién cuidar la niña..., por eso es que eres la hija que no tuve, Konan.
Yo sonreí.
—No te juzgaré por lo que hiciste porque yo también hubiese hecho lo mismo.
Ella puso cara de asombro.
—¿En serio lo harías?
—Seee, abortar no es malo, pero al menos no quiso abortar a Noah, sino yo no sería la hija que no tuvo, señora Joy.
—No me digas señora, Konan, solo Joy.
—Es que siento que le falto el respeto.
—No lo haces —ella lanza el vestido a mis brazos—. Ahora, a cambiarte. Te maquillaré.
—Oh, por favor no —reí.
—Prometo no usar bases ni ningún otro líquido en tu cara.
—Gracias —le sonreí.
Me puse el vestido y me maquilló superlindo y me puse los tenis que me ha comprado antes Noah.
Ella me dijo que podía bajar, que Noah ya estaba listo.
Entonces, viene el momento de las películas donde la chica sale, baja las escaleras y el chico la mira embobado y después se suben al carro y se van al baile...
PERO...
Eso no pasó, je je, bueno sí, no todo, pero sí.
Noah esperó al pie de las escaleras con su padre tras de él y yo bajé hasta él. Cuando llegué frente a él, me mostró una patineta.
—En vez de flores, mejor una de estas —sonrió—. Iremos al baile en patineta. —Alzó las cejas.
Y así, ambos fuimos en patineta al baile, nada clásico y todo muy romántico.

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Konan y Noah [COMPLETA]
Teen FictionKonan es una chica de 15 años que sufre de maltrato familiar. Ella es algo solitaria y solo tiene un amigo: Noah, quien es un chico dos años mayor que ella, aun así, él siempre ha estado para ella en las buenas, en las malas y en las peores. Un par...