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Noah

—Claro que te voy a aceptar tal y como eres, yo me enamoré de ti por cómo eres. Me enamoré de ti por tus perfectas imperfecciones. Eres hermosa, Konan, y no me cansaré de decirlo. —La apreté más a mi cuerpo—. Yo te amo así, y las personas que te hicieron dudar de tu físico, están locos, son unos idiotas.

Ella recargó su cabeza sobre la mía.

—Y tienes que comer bien —solté.

—¿Qué? —quitó su cabeza de la mía.

—Creo que Monthy y yo nos llevamos bien.

Me separé de ella y dejé de abrazarla para limpiar sus lágrimas.

—¿Cuándo te dijo eso?

—¿Recuerdas que hoy en la mañana salí?

Ella asintió.

—Fui a la cárcel... y pues, ahí estaba Monthy, obviamente, porque ahí trabaja. Entonces me puse a platicar con él —desvié la mirada—. Justo cuando me iba a venir, él llamó a mi celular. No sé cómo es que lo tiene...

—Yo se lo di —su voz se escuchaba fastidiada.

—Entonces... me platicó cosas... que... pasaron —hacía pequeñas pausas.

—¿Qué te dijo?

—Creo que te enfadarías...

—¿Qué te dijo? —repitió y quitó sus manos de mi cuello para cruzarlas en su pecho.

—Que cualquier lugar te recuerdan a él —respondí rápido—. Que no quieres comer bien. —La miré de reojo—. Eso, lo primero, me lo dijo estando frente a frente.

—Mmm.

—No sabía...

—Sí, no... no importa —dejó caer sus brazos y tomó mi cara para que la mirase—. Nunca terminas de conocer bien a una persona.

Desvié de nuevo mi mirada, levantándome de la cama y yendo de nuevo al escritorio.

—¿Por qué fuiste?

—¿A dónde?

—Hazte el tonto, Noah Decker.

—¿A la cárcel? —pregunté, jugueteando con el encendedor.

—Ajá.

—Porque... quería gritarle cosas. Decirle que ojalá y se pudra en la cárcel.

—No desees el mal...

—Lo merece, Konan. —Negué con la cabeza—. Bueno, lo que en realidad se merece es la muerte, una dolorosa y lenta muerte. Que sufra por cada daño que te hizo a ti y a las demás, merece sufrir, porque ni así, tu o las otras se sentirán bien. Así que, si desearle el mal al mal me hará pedazos... prefiero estar en pedazos que entero y sin justicia.

—¿Quieres terminar así solo por eso?

—Quiero terminar así, pero sabiendo que tú estás bien.

—¿Por qué piensas solo en mí?

—Porque tú no lo haces y creo que deberías hacerlo. —La miré a los ojos—. Te diré algo... si he de morir por defenderte, lo haré con todo el amor del mundo.

—Me harás más daño —susurró, pero alcancé a oírla.

—Te he dicho que haré hasta lo imposible por verte bien, ¿no?

Ella asintió.

—Jamás me cansaré de hacerlo, porque si tu sufres... —agaché mi mirada—. Me duele, me da una rabia inmensa que no cabe en mi pecho. No me gusta verte mal.

Ella no dijo nada por un momento, hasta que soltó un suspiro pesado.

—Sabes, Noah, yo tengo miedo de que algo te pase a ti por estar conmigo. ¿Y si te lastiman? Oh...

—Solo si te alejan de mí —le interrumpí—. Me podrán golpear, patalear, torturar y demás, pero eso no me importa —la miré—. Eso solo serían heridas, pero si te arrebatan de mi lado, créeme que eso me mataría.

Su rostro estaba entre confuso y triste.

—Me acostumbré a ti tan rápido, lo imposible sería olvidarte, porque tú lo eres todo para mí.

—Puede que sí me olvides...

—No, porque tú vales la pena, vales todo.

—¿Hasta el llanto?

—Cuando me refiero a todo, es todo, Konan, sin excepciones.

—Y tú que eres de las personas que dicen: 'Depender de alguien no está bien'. —Rio.

Sonreí.

—Creo que he roto mi propia palabra.

—¿Dependes de mí?

—Escucha, no te ofendas... pero, generalmente no.

Su cara se entristeció.

—Pero he fantaseado mi futuro de mil maneras y tú siempre estás. Siempre estarás, Konan.

Disimuló una sonrisa.

—Eres mi pasado, mi presente y mi futuro, y sino estás, rogaré tu regreso. Si es necesario gritarlo, lo haré a los cuatro vientos.

Konan y Noah [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora