Soñé que estaba en un páramo helado, pero no estaba sola. Habia algo sosteniéndome que me daba calor, una extraña manta de calidez me envolvía e impedía que me congelara. Aquello emitía una luz dorada parecida a la luz que emitía el Serafín, pero, al mismo tiempo, diferente. Era un dorado oscurecido, una luz negra que titilaba a punto de extinguirse. Me solté de aquello con un par de movimientos, tratando de mirarlo.
En mi garganta se estancó su nombre, y lo único que pude hacer fue observarlo acercarse a mí, Sus ojos brillaban en un dorado liquido peligroso, y su piel emitía un brillo espeluznante.
—Tú no eres real. —susurre, dando un paso atrás. El me sostuvo la barbilla. Cuando me toco, sentí un hormigueo en el vientre. Pánico, miedo, placer.
—Te ves muy segura de eso.
Sus dedos se movieron por mi mandíbula, y su forma comenzó a dejar de brillar con una lentitud hipnótica. Entonces, antes de que pudiese decir algo, envolvió su mano alrededor de mi cuello y apretó. Jadee, sosteniéndome a su muñeca. Tenía demasiada fuerza, y no podía soltarme.
—No podrás ocultar lo que sabes por siempre. —murmuro el, acercándose a mi rostro. Me estaba asfixiando, el agarre en mi cuello era demasiado fuerte. —En algún punto les dirás que existo... Y que estoy junto a ti.
Trate de gritar, pero no podía emitir más que desesperados jadeos en busca de oxígeno. Lucifer me dedico una sonrisa amplia y familiar, una sonrisa que ya conocía, y entonces, me aventó. Desperté incorporándome de golpe.
No estaba sola, por supuesto. Ni siquiera tuve que girar para ver a Cameron, estaba acostado junto a mí, y se habia hecho una bola, literalmente, a mi alrededor. Ahora entendía porque tenía tanto calor.
Trate de aspirar el aire que me rodeaba, tocándome el cuello. Aun sentía su mano ahorcándome...
Pero entonces, cuando me di cuenta de que no tenía ni una sola prenda puesta, enrojecí por completo. Oh, santo dios. Me quise cubrir el rostro, y se me escapo una sonrisa enorme. Lo habíamos hecho, después de tanto tiempo, tantos problemas, tantos sueños... Tuve que controlar mis propias emociones un segundo, evitando hacer una pose de victoria o algo por el estilo y no despertarlo.
Se veía muy tierno al dormir. Y seguía teniendo esas largas pestañas tan hermosas de siempre.
Por suerte, Cameron era un tronco. Ni siquiera emitió un leve sonido cuando me levante de la cama. Eran las cuatro de la mañana. No se veía el sol aun, así que, antes de salir, trate de que mis sentimientos se estabilizaran. Mientras me daba una ducha, ignore por completo aquellas raras sensaciones que me habia dado el sueño. No quería pensar en ello, estaba en las nubes con todo lo que habia sucedido.
Además, el hombre sobre la cama nunca sería capaz de hacerme daño, ¿Cierto?
Me senté en el suelo, envuelta en una toalla, y me quedé viéndolo por un largo rato. La noche anterior todo habia sucedido por impulso, no me habia podido contener a mí misma y, estaba segura, el tampoco. Me habia acompañado con mi hermana, habia roto reglas por mí, se estaba convirtiendo en mi persona favorita, si es que ya no lo era, pero no... no habia manera de que olvidase aquellos sueños.
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Lycans III: Apoteosis
WerewolfEl Eclipsis se esta acercando. La cuenta regresiva ha sido activada. Es tiempo de un sacrificio.