Capitulo 12

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Amber

Algunas veces, cuando era niña, solía sentirme exhausta de la nada. Darcy se iba a mi cuarto y llevaba juegos de mesa viejos a los que le faltaban algunas piezas para hacerme compañía.

Con el tiempo me preguntaba si se trataba de alguna consecuencia Lycan, o Serafín. ¿Mi cuerpo se revelaba contra mí porque mi madre me mantenía como una humana? No tenía idea. Pero los recuerdos con Darcy eran hermosos. No lo sabía en ese entonces, pero serian memorables. Serian lo que me haría sonreír cuando la perdiera para siempre.

O, al menos, durante el tiempo que me quedaba como humana.

Mi nostalgia automática, que comenzaba a ser repetitiva cuando estaba sola, disminuyo cuando baje del avión. El sol me golpeo de frente, destrozando esa sutil tristeza.

Etiopia era un lugar de tonos cálidos. El sol era fuerte, caliente, y su toque sobre nuestra piel era severo, pero llevadero. Nunca habia estado en un lugar tan caliente, así que fue sorprendente tener que bajar del avión y sentir que la piel me escocia, pidiendo a gritos que me quitara la camisa mangas largas.

No era posible que, incluso siendo Lycan, tuviese tanto calor. Y no era la única que pensaba lo mismo.

—¡Señor! —exclamo Zack, saliendo tras de mi por la alargada escalera movible. —¡Me derrito, me derrito!

—Oye, llamas la atención, cállate. —le gruño James, pegándole. Su camisa de manga corta era perfecta para el clima, mientras que mis pantalones comenzaban a ser horriblemente molestos.

—Dios, que calor—murmuro Andrew, poniéndose lentes de sol, y posando igual que un modelo para ropa de verano—Necesitamos más sol en Fire's Wood, me veo mejor con luz natural.

Le arranque los lentes. —Gracias, ahora ve a hacer fotosíntesis a otro lado.

Mientras los demás bajaban, en fila y expresando uno a uno la misma sorpresa por el cambio de clima, seguimos a un grupo de hombres del equipo de seguridad hacia el aeropuerto. Nos dirigieron con disimulo, pasando desapercibidos en sus ropas de civiles. Los Garred tenían ojos y oídos por todos lados en esa ciudad, en especial ahora que las cosas comenzaban a ser más peligrosas que de costumbre. Nuestra próxima parada era el lugar donde estaba una propiedad mayor de Nathan, cuya dirección era confidencial. Sin embargo, era bien sabido que ya muchos sobrenaturales debían saberla.

Richard debía haberse encargado de gritarla a los cuatro vientos mientras hacía gala de padre del año como lacayo de Exterminadores. No obstante, era claro que nadie se iba a atrever a poner un pie en los terrenos colindantes, Nathan estaba protegido no solo por el equipo de seguridad, que según Kate tenía entrenamiento militar, sino también por sus aliados más allegados, que incluían Vampiros y uno que otro ser raro y peligroso.

Lycans III: ApoteosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora