Capitulo 23

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Nick

—¿Por qué le tienes miedo a tantas cosas, Nick? —rugió Andrew, lazando el armable de dinosaurio al suelo. Se hizo trizas. Me sobresalte. —¡Eres fuerte como nosotros! Solo te haces el tonto...

Temblé un poco, pero me armé de valor suficiente para replicar.

—Déjame, Andy. ¡KATE, ZACK Y ANDREW ESTÁN MOLESTÁNDOME DE NUEVO!

Los ojos de Zack se hicieron brillantes un segundo, ambas mejillas le ardieron en un rosa furioso. —¡Pero yo no hice nada!

Andrew, a su lado, y con un gorro tejido de lana embutido hasta casi la línea de las cejas, me saco la lengua. El pelo le salía por los bordes del gorro, en ondas graciosas —¡Pero es que no quieres jugar con nosotros por miedoso!

—¡No tengo miedo! —gruñí. Me hice a un lado el pelo, negro y desordenado, de los ojos y se me escapo un puchero. —¡Pero ustedes son malos!

Kate no llego. Debía estar lejos del alcance de su voz. Di una rápida mirada hacia las puertas, ¿Y el señor grande? ¿Nathan estaría por ahí?

Zack comenzó a armar de nuevo su dinosaurio roto. —Es normal ser miedoso.

Andrew se rio con crueldad. Me sonroje. Zack sonrió, calmado. De algún modo, siempre estaba sucio. Pantalones sucios, mejillas sucias, pelo sucio. Kate lo bañaba más seguido que a los otros, pero siempre estaba cochino, como si se arrastrara por todos lados.

—¡Oye no te rías, es cierto! —Pero Zack no le tenía miedo a Andrew, aun cuando era más alto y fuerte que él. —¡Yo también tengo miedo de muchas cosas!

—Pues yo no. —Andrew y sus estupideces. Yo sabía que les tenía miedo a ciertas cosas, pero no lo dije. No quería que me molestara. —Que aburrido...

—¡Ya se, robemos el modelo de cohete de Paul sin que lo sepa! —A Zack los ojos le brillaban con maldad.

Luego de evitar a Cameron -que pasaba mucho tiempo con Peter- y a Alice -que amaba estar en el cuarto de Paul- dimos con el modelo de cohete y jugamos un rato con él, olvidando nuestra infantil pelea con la misma rapidez con la que resolvíamos conflictos un tanto más serio.

En la noche, luego de que Paul llorara al descubrir su cohete lleno de chicle, tierra y dibujos raros -y de que nos descubrieran porque Zack habia dejado su dinosaurio cerca de la escena del crimen- nos obligaron a hacer tareas hasta tarde como castigo, así que permanecimos en el cuarto de Andrew haciendo ejercicios de matemática y oraciones complejas de lenguaje hasta que oscureció. Una vez que completé varias hojas en inglés, un par en español y 15 ejercicios de matemática en menos tiempo que mis compañeros, fui despedido con una advertencia. Kate me beso -la parte más bonita de la noche- en la frente, y me cubrió con una manta.

Luego de irse, empezó la tormenta. Tal vez era media noche, o la una de la mañana, pero las horas se me hicieron eternas bajo las gruesas mantas, sosteniendo una linterna y saltando por cada trueno que retumbaba en el cielo.

Lycans III: ApoteosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora