Capitulo 25

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Mehgan

No tenía idea de que era posible acostumbrarse al dolor físico.

No hasta que lo experimente por mí misma.

Me sangraba un corte en el brazo. No estaba segura de en qué momento me lo habia hecho, pero no me di cuenta hasta que sentí la sangre correrme por la mano. Estaba tan concentrada tratando de mantener equilibrio que no habia pensado en que podía haberme hecho daño en mi practica anterior.

Estando sola era difícil notar las heridas.

Me envolví el brazo con algo de torpeza, haciendo presión para evitar que saliera la sangre. No era una herida muy grande, pero dejarla sin atención mucho tiempo habia hecho un desastre carmín sobre mi piel.

Fue difícil envolverme el brazo sola, pero sabía que salir de la habitación implicaba encontrarme directamente con Amber o Edward o incluso Paul. Y ellos se habrían enojado conmigo por ponerme en riesgo. No quería discutir con ellos.

Sin embargo, olvide que la sangre emitía olores fuertes. Y que estaba en un lugar lleno de gente con sentidos poderosos. Por suerte, o por desgracia, quien llego primero fue Cameron. Su pragmatismo lo volvió reservado y perfecto para esconder cosas, así que no me preocupe demasiado.

—Cierra la puerta, por fa—le pedí, en un susurro, sosteniendo la prenda contra mi piel. El me miro, miro la herida, y me obedeció. Luego se acercó.

—Muéstrame. —lo hice, estiré el brazo para que notara que no era muy grande. —¿Cuánto tiempo lleva sangrando?

—Ah, no lo sé...

El negó, y me dio un leve golpe en la frente—Nunca pases por alto heridas pequeñas. Pueden expulsar tanta sangre como una herida más grande. Y morirías de una forma tan estúpida, pff.

parecía que le causaba gracia.

—Oye, solo es un corte.

Mientras me lo envolvía, me explico como debía hacerlo y que tanta presión aplicar. Para demostrarme que podía ser dolorosa, empujo sus dedos sobre el corte y yo tire del brazo, dolorida. y yo grite.

—¡Duele!

—La vida duele—se burló el— tienes suerte, unos centímetros más abajo y adiós loca de los muertos. Te habrías desmayado hace minutos.

—¿Mas abajo? ¿Te refieres al codo?

El asintió—Puntos débiles del cuerpo; articulaciones, cuello, genitales, abdomen, esternón, rostro y muñecas.

Me encogí. Puntos débiles. Mortales.

—¿Por qué estas entrenando sola?

—Bueno, tía Ancy dijo que me ayudaría más tarde, solo quise calentar.

Lycans III: ApoteosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora