Amber
Nunca he visto animales salvajes dar una tregua de paz. Cuando luchan, todo finaliza cuando uno de los dos muere. Se trata de la marca de poder en uno u otro, impuesta por la muerte.
Si lo analizas de un modo particular, puedes notarlo. Es el ciclo de la vida. Al menos, entre la fauna salvaje. Uno siempre será mas poderoso, o mas inteligente, o mas hábil, o mas rápido... No se detendrán hasta ver la sangre correr. No hasta mantener a salvo a su grupo, a su manada.
Pero no podíamos vernos reflejarnos en ese ejemplo, aunque quisiéramos. Nosotros no éramos animales salvajes. Nuestro raciocinio debía ser mediador... Pero... Mientras veía a Paul comunicarse mediante ladridos electrizantes con el otro lobo, tuve un incomodo presentimiento. Tal vez no éramos animales, pero una parte de nosotros si lo era.
Fue la primera vez que quise ir en contra de sus deseos. Al menos, con tanta impulsividad. Quería transformarme, y exigirle que le clavara los colmillos en el cuello. Que lo devorara hasta que no quedase nada. Quería... Pero no lo hice. Y la razón principal fue ese doloroso y potente rugido que las fauces de Paul soltaron a lo largo de la selva.
Suficientes como para hacerme retroceder un poco, nerviosa. En él, esa imponencia no solía verse muy seguido. Empujé mis impulsos tan profundo como pude, al igual que la sangre en mi boca. Paul haría lo que fuese para protegernos. Sus decisiones tenían siempre una razón, y yo las seguiría hasta el final. Aunque me quejase en el camino, confiaba en su juicio.
Además, ... Tal vez era la rabia por haber sido golpeada, o por haber visto a mis compañeros golpeados, pero no me agradaba esa repentina sensación de ira insaciable. No cuando era tan fuerte.
—Espero que sepa lo que está haciendo...—oí que susurraba Cameron, junto a mí. El cabello rojo de Zack, bajo su barbilla, se sacudió cuando el aludido se dio cuenta de que estaba en un lugar distinto. Anonado, miro a los lados, pero Cameron le cubrió la boca antes de que gritara. —Lycans...
—Lycans...—repetí yo, con el mismo tono solemne. Detrás de la enorme figura de Paul, que se mantenía firme en su posición, los pude ver. A los Lycans. Solo la palabra me causaba un extraño sentimiento. Era como... una atracción repulsiva hacia ellos.
Uno de ellos estaba herido. No. Todos lo estaban. Pero seguían de pie, igual que nosotros. Solo uno... La chica, parecía estar herida de gravedad. Desde mi posición podía verla, de espaldas, apenas sosteniéndose del brazo de uno de sus compañeros. Su cabello era muy oscuro. Y esas flechas brillantes colgaban aun de su cinturón. El brillo a modo tornasol emitía colores metalizados.
—Cameron...—susurre. Zack también le habia cubierto la boca, ambos miraban, con la misma sorpresa, al enorme lobo gris que ladraba a Paul. Era tan grande que era imposible mirar algo que no fuese el. —Cameron.
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Lycans III: Apoteosis
WerewolfEl Eclipsis se esta acercando. La cuenta regresiva ha sido activada. Es tiempo de un sacrificio.