37

196 20 2
                                    

Estaba emocionada.

El lanzamiento de mi primera merch era hoy. Había empezado desde temprano los preparativos, pues se había organizado una pequeña reunión con todo el equipo y algunos conocidos. Idea de mamá y papá.

Todo iba a pasar en un salón de eventos, ya no en el mismo hotel. Giovanna ya había llegado a dejarme el vestido que vimos hace unas semanas atrás.

Era un vestido no muy corto, me llegaba hasta las rodillas, en color negro. Tenía un escote en la espalda por las delgadas tiras de la parte de arriba.

Me encantaba.

—Bien, todo está yendo perfectamente bien, teniendo en cuenta que ya es medio día.

No había notado la hora, con razón mi estómago pedía comida.

—Entonces me voy a buscar comida.

Me pongo mis pantuflas, porque sí, a esta hora sigo con el pijama. Pero estaba en la habitación de Giovanna, así que voy a la mía a pedir servicio a la habitación.

—Sí eso es todo.— hablo a través del teléfono.—Cierto, también un jugo de naranja, por favor.

Termino de pedir la comida justo cuando tocan mi puerta.

Una sonrisa brota de mi cuando veo a la persona detrás de la puerta.

—Hola a ti.

No responde. Se acerca a mí y abraza mi cintura, besando mis labios.

Camina conmigo en la misma posición después de cerrar la puerta. Cuando la parte trasera de mis rodillas tocan la cama, él se separa.

—Buenas tardes preciosa.

—¿A qué se debe tal bienvenida?

—Solo tenía muchas ganas de verte.

La sonrisa en su rostro era más grande de lo normal. Osea se lo veía extremadamente feliz.

—¿Por qué estás tan feliz?

—¿A caso tú no?— vuelve a tomarme por la cintura.—Deberías estar muy feliz por lo de hoy. Y como creo que si lo estas pues estoy feliz por ti.

Basta. Este hombre no me puede hacer caer más.

Me pongo de puntitas y vuelvo a tomar sus labios.

—Eres muy lindo, pero siento que hay otro motivo.

—Ese es el primordial, pero tengo que contarte algo.

Me siento en mi cama y él hace lo mismo, de manera que quedamos cruzados de rodillas frente a frente.

—Hace días...— no puede continuar más porque tocan la puerta avisando que llego el servicio a la habitación.

—Se ve que tienes mucha hambre.

—Desperté hace unas horas y fui directamente a la habitación de Giovanna.— respondo cortando un trozo de mi milanesa.—Así que si estoy hambrienta.

Ruggero sonríe y aprovecho para cortar otro trozo y llevarlo a su boca. Él lo acepta encantado y es así como terminamos todo lo que el carrito traía. Dejamos las fresas para el final.

—¿Postre incluido?

—Me gusta mucho. Y como soy buena, las compartiré contigo mientras me terminas de contar lo de hace rato.

Nos volvemos a acomodar, quedando como el principio.

—Cómo te decía, hace unos días fui con mi doctor. Me realizo algunos estudios. Fue cuando estuve toda la tarde desparecido.

Backing ForbiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora