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La vida puede llegar a ser una montaña rusa de emociones. Solo que no sabes que ruta va a tomar. 

Un día puedes estar en la cima de felicidad y otras veces puedes estar en caída y si retorno.

Admito que he pasado por las dos pero también hay un punto en donde ya no sabes que sentir.

Una semana había pasado después de tantas catástrofes, en lo que andaba mi vida últimamente, en este momento me encontraba en la oficina del decano esperando mis papeles para poder retirarme de esta universidad.

Le conté todo a mi tío y el me ofreció su apoyo incondicional. Me dijo que yo no tenía la culpa de nada y pues ahora estoy viviendo con él.

Con mamá no he hablado desde que me mudé, hace tres días, estoy esperando que tome el valor suficiente y pueda decirme todo lo que le aflige.

De Ruggero no he sabido nada, los dos primeros días no quería salir de la cama por su partida pero me estaba dañando yo sola y era mi culpa lo que estaba pasando. Claro que cuando volví hablar con Agustín me dijo que tampoco sabía nada y que era porque el mismo había decidido desconectarse de México.

Solo sabía que estaba haciendo en su país lo que le apasiona y que si algún día lo vuelvo a ver, será solo para pedirle disculpas.

—A quien engaño, es obvio que lo quiero conmigo de vuelta.

—Perdón, ¿dijiste algo?

La secretaria me mira confundida. Niego inmediatamente.

Termino de hacer todo el papeleo y en una hora oficialmente deje la carrera.

Pensé que nunca lo haría.

¿Y ahora qué?

Gran pregunta. Como ya vi que la vida en cualquier momento da vueltas mejor no me apresuro. Mientras voy caminando voy pensando y como señal divina termino frente al Conservatorio, debí de caminar demasiado. No pierdo nada con averiguar y entró.

El lugar es maravilloso, solo lo había visto por fotos y es simplemente increíble, o era porque quería estudiar en ese lugar. Veo a una chica con una libreta en sus manos y me acerco.

Toco su hombro y ella voltea de inmediato.

—Disculpa, ¿trabajas aquí?

Ella asiente.

—¿En qué te puedo ayudar?

—Quisiera que me des información sobre como entrar aquí.

—Lo siento linda, eso se realiza en marzo.

Ya decía yo que no me tenía que hacer ilusiones. Creo que mi disgusto se notó mucho porque la chica dio un apretón reconfortante en mi brazo.— Pero estás de suerte. Están haciendo unas audiciones para ayudar a los que desean ser cantantes solitas. Ven conmigo para ayudarte en tu ficha de inscripción.

La esperanza vuelve a crecer en mi interior.

Ella me jala hasta el escenario que tienen arreglado. Hay un montón de chicos y chicas, todos con un número pegado en su pecho.

La amable chica, que aun desconozco su nombre, me ayuda con mi registro y el número ciento veinte reposa en mí.

En la espera voy pensando la canción que voy a presentar. Los nervios se apoderan de mi cuando mi número está cada vez más cerca.

—Ciento veinte.

Camino hacia el centro del escenario y quedo frente al micrófono. El jurado está compuesto por tres personas y ahí veo al señor con el que choque en el hotel.

Backing ForbiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora