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Definitivamente esto era lo más arriesgado que había hecho hasta hoy, estar usando extensiones rubias, porque sí a Valentina se le había ocurrido eso, el atuendo que ayer escogí, definitivamente me asustaba.

Estaba en la habitación de ella, a mi mamá no le íbamos a decir nada, bueno no le íbamos a soltar la mentira por el momento.
Claramente llegamos a un acuerdo con Lupe, obviamente diciéndole que íbamos a tomar un curso de canto. Pero Valentina estaba ya hablando abajo con Vanessa, su mamá.

La puerta de la habitación se abre y es Valentina que entra con una cara que era de evidente tristeza. ¡Ay, adiós extensiones y tiempo invertido!

-Adivinaré, se negó tu mamá.

- ¿Qué?, no claro que no, es solo que intente robar su chocolate pero no pude.- lo dice como si fuera su peor fracaso.

Valentina a veces podía tener berrinches un poco infantiles pero típicos de ella y no me quejo porque cuando estamos solas, puedo llegar a ser peor.

-Bien, todo está listo. Mi mamá aceptó que tomaremos el curso y cubrirnos con la tuya.

Hoy solo íbamos hacer la prueba, porque si no me escogían no servía de nada lo demás.

Teníamos todo listo, mi cabello estaba diferente a lo habitual, y si me veían desde atrás, estaba segura de que no me reconocerían, mi maquillaje no era cargado y con el antifaz no se iba a notar.

Lo único que resaltaba era el labial rojo que me había aplicado Valentina.

-Ahora sí, me vas a explicar cómo llegaremos, que diremos, cuál es tu papel y cómo me debo comportar.

-Es sencillo.- explica.- Iremos en mi auto, seré tu prima y haremos la audición.

-Pero no puede hacer la audición con antifaz, que por cierto no se donde está.

-Le pondremos esa condición al dueño. Tú deja eso en mis manos, todo saldrá bien.

Espero que suceda, en mi interior deseaba que esto funcionara y que sea la primera aventura de mi vida.

Salimos por la puerta trasera de la cocina, para que Vanessa no vea mi aspecto.

Llegamos al famoso "Luna Bar". Desde afuera se veía un lugar muy lindo, no como las descripciones que mi madre hacía, las letras del establecimiento eran de un color negro con iluminación.

Por dentro tenía un toque rústico, estaba decorado con pinturas sofisticadas en las paredes y en cada mesa había un centro que tenía una rosa. En mi opinión era un bar elegante en el que podía comer, bailar y beber. Perfecto.

Nos acercamos a la barra, en donde estaba una chica. Valentina llamó su atención.

-Hola, venimos hacer la audición.

La chica nos miró confundida, que a juzgar por nuestro aspecto tenía razón.
Valentina usaba un sombrero, gafas y por supuesto, su peluca negra porque según ella quería estar al ambiente. Por mi parte solo me había puesto gafas.

-Entiendo, tú vienes hacer la audición.- me señala.- y tú vienes por el puesto de mesera.- señala a Valentina.

Antes de responder y señalarle su error, Valentina se adelanta a decir que sí y si porfavor nos puede llevar con el dueño.

La chica, de quien aún no sabemos el nombre, nos lleva hasta una oficina en la parte de arriba.

-Papá, vinieron las chicas por los dos puestos.- la extraña resultó ser la hija del jefe.

-Oh! Por favor pasen. Karina, ¿son las últimas?.- le pregunta, la chica asiente y se retira brindandonos una sonrisa.

-Bien.- empieza hablar el hombre.- Mi nombre es Pablo y quiero saber porqué puesto viene cada una.- A juzgar por la primera impresión, si nos quedamos creo que será un buen jefe.

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