Haber tomado esta decisión no fue fácil.
El proyecto de la campaña había terminado y yo no quería ninguna fiesta. Lo que escuché me había afectado.
Así que cuando salí al balcón y me encontré con papá le dije que quería un tiempo para mi sola.
Basta de atormentarme con lo que pudo haber pasado. Simplemente no funcionó en el pasado y ahora tampoco.
Mientras esperaba que saliera mi vuelvo, enciendo mi celular para avisarle a papá donde decidí ir. Pero apenas lo hago las llamadas perdidas de Ruggero y Giovanna me asaltan, más por parte de mi amiga. Y como invocación divina recibo otra llamada de su parte.
—Mija, tienes que volver.— su voz está cargada de angustia, cosa que me asusta.
—Ya te dije mis planes Giovanna.
—Es que tú no entiendes.— se escuchan un poco de murmullos y me alarmó cuando el sonido de una ambulancia hace eco en aquel lugar.—Ruggero está en el hospital. Tuvo un colapso y acabó de traerlo aquí.
La noticia me desestabiliza. Y solo un pensamiento se cruza por mi mente.
Tengo que ir con él.
Tomo un taxi mientras le pido la dirección a Gio.
En menos de lo esperado estoy ahí.
—¿Qué fue lo que pasó?— mi amiga da media vuelta y su mirada refleja preocupación.
—Por fin estás aquí.— me abraza pero se separa rápidamente—Estaba conversando con Ruggero, quería saber dónde te habías ido y le explique todo. Empezó a tomar su cabeza entre sus manos y no lo deje seguirte en ese estado. Le hice una pregunta, me respondió, perdió el equilibrio pero se sujetó de la mesa. Lo llame varias veces, es como si por unos minutos se desconectara de la realidad.— toma una bocanada de aire y continua.—Pasquale se acercó y lo tomó por el brazo antes de que se desplomara.
El recuerdo de lo que me dijo de su posible recuperación de memoria viene a mi.—¿Qué fue lo que le preguntaste?
Ella va a responder pero el medico preguntando por familiares de Ruggero Pasquarelli interrumpe nuestra conversación.
—Nosotros doctor, ¿él está bien?
Hasta ahora no había notado que mis manos temblaban por los nervios y tal vez por esa misma razón mí voz sale un poco entrecortada.
—Él sigue inconsciente, pero no presenta ningún peligro.— revisa la tableta en sus manos—El señor Pasquarelli ya me había informado sobre estos malestares, por lo que le advertí lo que podrían significar.— es ahí cuando caigo en cuenta de que él es el medico con el cual consulto la última vez.—Supongo que ustedes saben de su accidente hace tres años y lo que eso provoco. Por el momento tenemos que esperar a ver cómo reacciona y si recuerda algo por cuenta propia, eso es muy importante.
—Doctor, ¿puedo verlo?
—Claro, pero no está despierto.
Eso no me importa, solo quiero verlo.
Sigo al doctor hasta la habitación 210.—Tómate tu tiempo pero si llega a despertar, lo que es poco probable, llámame.
Asiento a lo que dice y entro a la habitación. La puerta se cierra y yo camino hasta donde se encuentra. Esta con algunos cables conectados a sus brazos y uno solo en su pecho, eso es lo que deja ver la bata azul que tiene puesta.
Tomo el banco y me siento a su lado derecho. Sujeto su mano y acaricio el dorso de su mano.—Perdón por haberme ido sin darte una explicación.— mis ojos se empañan.—Pero pensé que de verdad ya no tenía sentido que intentara recordarte el pasado indirectamente. Me deje llevar por lo celos al escucharte hablar con ella. Y esto de que la vida me esté dando lecciones, las cuales implican perderte en el proceso, no es muy bueno de su parte.