Tyler
Años atrás
—Mami, ¿por qué vamos tan rápido?
—Papi ya mismo llega a almorzar mi amor, debo servir su comida.
No me gustaba caminar tan rápido, mis piernas eran cortas y la cara que mami hacía en estos momentos no me gustaba. Siempre debíamos llegar antes de que papá llegara. Había días que incluso ni a la escuela asistía, pero hoy era un día que sí y por fin aprendí a escribir mi nombre.
Caminamos más rápido hasta entrar a casa pero para nuestra mala suerte, la televisión estaba encendida.
—¡Vaya!, hasta que por fin llega la inútil que tengo como mujer.
—Ahora te sirvo tu comida amor.
—Y tú mocoso, ¿no me vas a saludar?— siempre papá me daba mucho miedo.
—Buenas tardes papá.
Recibo un golpe en mi nunca de su parte. Se sienta en la cabecera de la mesa y mamá pone un plato frente a él. Su primera reacción es tirarle la cuchara en la cabeza.
—¡¿Cómo piensas que me voy a comer esta mierda?! Es un puto asco.— mamá tiembla del miedo, no sabe que decir ni que hacer. Pero su primer instinto es pararse delante de mí.—Te advertí la última vez, ya no me desquitare contigo sino con tu mocoso.
—Por favor Esteban, él no tiene la culpa de nada.— lo sollozos de mamá son audibles y el miedo en mi incrementa.
—Me vale mierda Clara.
Él le da un solo empujón que termina mandándola al suelo y a mí me agarra como un trapo sucio, como un juguete de lana.
Los golpes en mi espalda duelen, los sollozos son apenas audibles.—Vas a estar bien mi amor.
Las caricias de mamá son tan suaves, si esto está pasando es porque papi ya se fue.
—Mami.
—Se fue mi amor, lo veremos en una semana.
Siempre era lo mismo, papá desaparecía los días que prometía. Mamá había intentado escapar pero eso le costó un brazo roto y una amenaza contra mí. Cuando papá se iba, significaba paz pero a la misma vez una angustia de mi parte.
—Mami no...— esto era lo que no me gustaba.
Ella huele harina y se queda dormida.
—Mami tiene que descansar un poco mi amor, serán solo unas horas— era mentira. Despertaba y por la noche lo volvía hacer.—Ve a tu cuarto y de ahí no salgas, solo si tienes hambre, hay fruta en el refrigerador.
Doy un beso en su mejilla y hago lo que dice.
***
—He vuelto.— papá llega tambaleando a la casa y yo enseguida apago el televisor. Según mis cuentas y las de mamá, él debía de regresar mañana, siempre contábamos los días.—¡Clara! Tengo hambre.
—Mami no está.— susurro con temor. Él me observa y sus ojos se oscurecen de rabia, se lo que se aproxima en este momento.—Fue a buscar fruta en los terrenos de al lado.— agrego para que no piense mal.
—Ella sabe que tiene que estar aquí para recibir a su marido. Así que tu niño estúpido sufrirás las consecuencias de los actos de mami.
El impacto que recibo en mi mejilla es tan fuerte que termino contra la pared. Duele mucho mi espalda. Además siento sangre en mi boca. Ver a papá tan enfurecido es algo que aborrezco, algo que no merezco.