Destiny 1 [TERMINADA]

66

Narra Reborn

Carmen me avisa para hablar, voy con ella hasta una zona alejada de tanto ruido. Exactamente casi en la puerta de salida, aunque finalmente salimos a la calle.

—¿Qué ocurre Carmen?
—Ayer me llamó Héctor, el abogado.
—¿Sobre las denuncias?
—También me habló de eso pero... —se encoge un poco, pongo una mano en su hombro y espero con calma— me dió una muy mala noticia.
—¿Cuál...?
—Alejandro va a salir en 3 meses de la cárcel, justo cuando será más o menos el parto de la niña.
—¿C-cómo...?

Me quedo estático, no puede ser que vaya a salir ya, ¿por qué? ¿Por qué va a salir sabiendo lo peligroso que es? Noto que me faltan las fuerzas, así que me apoyo en la pared, joder.

—Pues sí Matteo, sólo ha pasado media condena...al parecer está teniendo un buen comportamiento ahí dentro.
—Ese hijo de puta no puede salir, sé de sobra que no va a dejar en paz a ___.
—Matteo...me comentastes que le propusistes a mi hija mudaros a Andorra —la miro y asiento— entonces convencela y marchaos. Aquí no estará segura, ni ella, ni tú ni la niña. Yo te ayudaré a convencerla, pero no podemos desvelarle la razón. No es nada bueno en su estado. Tiene que vivir lo más al margen posible de esto. O al menos hasta que nazca la bebé.
—Sí...lo haré —pongo las manos en mi cabeza— joder. ¿Tienes un cigarro, Carmen?
—¿No habías dejado de fumar?
—Sí sí, pero lo necesito urgentemente.
—Bueno...pero no le digas nada a ___.
—No tranquila, si me pregunta le diré que lo tenía guardado yo.

Saca de su bolsillo un paquete y me da uno, junto al mechero. Lo enciendo, quemo el inicio del cigarrillo y doy la primera calada. El humo pasa por mi garganta hasta llegar a mis pulmones. Que asco, aunque me haga sentir alivio.

—¿Sabes algo de las denuncias?
—Están puestas, y han encontrado a la persona que difundió las fotos.
—Bien, espero que la denuncia que le llegue a casa le haga pensarse mejor lo que ha hecho.
—Héctor me dejó ver el nombre y la dirección de esa persona...vive en el mismo edificio que vosotros.
—¿Cómo? —la miro, alucinando.
—Una tal Camila Gómez Castellanos.
—No puede ser... —niego y miro al suelo, dando otra calada.
—¿La conoces?
—Y tanto que la conozco...está obsesionada conmigo desde que se mudó. Vive al lado de hecho. Además de que por culpa de ella, ___ y yo lo dejamos por unas semanas. Ya sabes cuando fue.
—Ah sí, fue hace 6 meses. Puedo imaginar, ella te besó y ___ lo vio, creyó que te gustó y os separasteis.
—Eso entre otras cosas —doy una larga calada— no sé cómo no caí en que ella podría haber sido. Estaba claro...
—Y por lo que me dijo Héctor, no ha hecho solo eso. Le van a llegar varias por amenazas y calumnias que ha hecho desde varios perfiles de ti y ___.
—Esa chica no está bien, sinceramente. Espero que se dé cuenta de lo que ha hecho y aprenda.
—Voy a ir adentro, ¿estarás bien aquí solo?
—Sí, necesito pensar y asimilar todo.
—Está bien.

Me da un apretón en el hombro y vuelve adentro. Doy otra calada y me quedo unos minutos mirando al suelo, cuando sale ___, así que piso rápidamente el cigarro y lo dejo medio escondido. Oigo que respira más fuerte y tose, la miro.

—Matteo...habías dejado de fumar, por la niña, y huele a tabaco.
—Lo...lo siento ___, lo necesitaba.
—¿Ha pasado algo...? Tu tono de voz no es alegre precisamente.
—Un bajón de azúcar, no te preocupes. Volvamos adentro, que aún quedan sorpresas.
—¿Más? Cariño, es nuestro aniversario y no sólo yo debo de recibir regalos.
—Tu compañía y tu felicidad es el mejor regalo que me puedes dar, créeme. No necesito nada material, sólo a ti y tu hermosa sonrisa.
—Mira que eres cabezón eh —reímos y niega— pero enserio, ¿qué te ha dicho mi madre para que te haya cambiado la cara? Estás blanco.
—Fue eso, me dió un bajón de azúcar de repente. No me ha dicho nada malo.
—Bueno...tampoco te quiero agobiar, volvamos adentro.