Destiny 1 [TERMINADA]

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—¿Está buena?
—Riquísima cariño, cada vez te superas más ¿eh? Te voy a contratar como mi chef personal.
—No no, ni de coña. Que quemo la cocina.
—Que exagerado eres de verdad.

Me termino la comida, me limpio con la servilleta y tomo agua. Reb recoge nuestros platos y los echa a lavar. Me levanto y él me mira.

—¿Vas a ir a descansar?
—No, no tengo sueño. Lo que si voy es a quitarme la toalla y secarme el pelo, luego peinármelo.
—Te lo seco yo anda.
—¿Cómo? —río— Esto es nuevo.
—Quiero ir practicando para cuando mi princesa me pida que le seque su pelo.
—Pues qué buena idea, oye. Venga va.

Vamos hasta el baño, enciendo la luz y abro el mueblecito que hay bajo el lavabo. Saco el secador de pelo y se lo doy a Reb, lo coge y va desenredando el cable. Cierro las puertitas y me siento sobre la tapa del váter. Matteo enchufa este y lo enciende, me quito la toalla y él se acerca. Comienza a darme con el aire, mientras con la otra mano va moviendo mi cabello castaño. Que masaje más relajante me está dando.

Tras secármelo bastante bien, aunque le he tenido que dar un par de consejos e indicaciones, deja este a un lado y coge mi cepillo del pelo. Comienza a peinarme, así que cierro mis ojos y me relajo. Si algo me encanta, es que me toquen el pelo y que me peinen. Siempre me ha relajado muchísimo.

Termina y se separa para mirarme, sonríe y deja el cepillo a un lado.

—Que cara de sueño tienes —ríe.
—Me relaja mucho que me toquen el pelo —encojo los hombros.
—Pues igual que a mí —pone morritos— deberíamos de ir a la cama a descansar.
—Deberías tú, que tienes ojeras.
—Ya bueno, anoche no dormí apenas.
—¿Por qué? ¿Fénix estuvo juguetón?
—Que va —se peina el mullet— pensando en lo que había pasado e intentando averiguar quién fue.
—No debistes de quedarte pensando en esas cosas hasta tan tarde.
—Fue inevitable, me preocupa.
—Lo sé y lo entiendo, pero no dejes más que eso te mantenga en vela. O al menos dímelo para ayudarte. Venga, vamos a dormir la siesta juntos.

Me pongo de pie, guardo las cosas y vamos a nuestra habitación. Nos tumbamos, echamos las cortinas para que no entre tanta luz y nos tumbamos, mirándonos de frente. Matteo levanta un poco mi camiseta y acaricia mi tripa.

—Que ganas de tenerte aquí con nosotros pequeña, de verte la carita y cogerte en brazos. Que me llames papá y me abraces. Ayer fui tonto y te hice revolucionarte un poco, pero arreglado está ya. Te quiero.

Baja el cuerpo y deja un beso dónde antes acariciaba, haciéndome sonreír sin parar y los ojos comenzando a aguarse. Él me mira, sube hasta quedarnos frente a frente, pone una mano en mi mejilla y me la acaricia.

—Sin duda, tú junto a mi hija, sois lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Le habéis dado un sentido a mi día a día, a querer evolucionar y esforzarme. Antes sólo vivía por vivir, esperando a que acabara el día, pero vosotras le habéis dado un sentido muy bello.
—Matteo... —salta la primera lágrima.
—Cada día más orgulloso de haberte elegido como mi compañera de vida, de haber aceptado vivir esta aventura de ser papá a tu lado.
—Que no puedo dejar de llorar, para hombre —reímos y a él también se le saltan las lágrimas.
—Nunca me cansaré de darte las gracias por todo esto, que lo sepas.

Nos abrazamos fuertemente, cierro los ojos y dejo que las lágrimas caigan. Los dos somos unos llorones, pero al menos es por felicidad y no por motivos malos.

2 meses más tarde...

Narra Reborn

Termino de revisar algunos correos, no es que hubiesen muchos pero hacía días que no me pasaba. Desvío la mirada de la pantalla para agarrar la jarra de Coca Cola y beber un pequeño sorbo. La dejo en el mismo lugar y vuelvo la vista al ordenador.