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Colisión

   Te puse primero, castigo en mis hombros; te puse primero.

   ¿Por qué ver todo a través de tu azul, para qué?

   Cuando las lágrimas rodaron por tus pómulos y tus ojos se tornaron rojos, mis cimientos cayeron y los fuegos artificiales fueron reemplazados por explosiones. Me aferré a ti y me abracé a tu dolor, acepté los bombardeos por el bien de tu calma.

   Mi mundo sucumbía y dejé que de a poco los pedazos cayeran para sostener el tuyo y apagar los incendios.

   Mis ojos estaban comprados, mis manos perdidas por la sangre del avance.

...

   Ya lo he dicho, mis ojos estaban comprados, era un ciego voluntario.

   Por placer y mucho peor, por libertad, acepté morir en medio del fuego, dejé incluso que mi nombre ardiera solo para que no lo hiciera el suyo. En el fondo sabía que era su encendedor el que iniciaba el fuego; mis ojos estaban sobornados por un par de migajas.

Cuatro letras mortíferasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora