8 III
Ana está justo aquí ahora, sosteniendo mi mano mientras quemamos tu carta, solo me diste una. La puse en el refrigerador para olvidarla por meses, aunque a veces la miraba como a una runa.
Incluso mi mejor amigo está aquí, divagando junto a mí sobre el ideal que puse en tus hombros, y que tal vez tenía el peso de la luna. Me encanta hablar también de mi culpas, de mi estancia de tres minutos contigo y sobre ti como un pez en una pecera, que cree tener para sí una laguna.
¡Qué buen sujeto es el tiempo, ha roto mi factura! Tal vez esto me lo debe, como el karma me debe una fortuna.
Deberías venir a mi fiesta, así te daré un vaso de agua purificada y un shot de cordura. Realmente te amaba, pero nunca podrás entender eso, me pregunto si en tus manos algo dura.
Pero joder, gracias, cariño. ¡Gracias por golpearme, lo necesitaba! Gracias a ti decidí salir de la basura, pero solo lo hice para no tenerte cerca porque contra ti no hallé vacuna.
De cualquier manera, cuando quieras una laguna, recuerda que con mi sangre en tu casa dejé una. Aunque no has sido lo peor, solo era necesario sangrar para amar esta vida, y vaya, ni marcas han quedado donde tuve que poner costuras.
Espero puedas entender esto como un proceso de emerger y florecer, o tal vez verlo como parte de un diseño en una imponente arquitectura. Espero que seas capaz de correr libre, pero aléjate del viento que ese es mío, solo ve y no veas a la vida como a una tortura.
Tienes un amigo aquí, te lo digo sin burla alguna; quiero que veas que realmente el suelo que pisas no tiene ataduras.
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Cuatro letras mortíferas
PoésieNo muchas personas creen en fantasma, pero yo soy un ferviente creyente. Sus ojos, las sombras de sus manos aún en mi cuerpo, incluso su nombre, allí está mi fantasma. Tengo miles de fantasmas que emergen del pasado, pero nunca alguno había suje...