Odiarte
Odiarte fue un camino, mientras cortaba el pasto verde te pensaba en el olvido; odiarte fue una travesía con estruendo resonante y una lluvia de polvillo.
No quería odiarte, yo soy amargamente dulce, soy un creyente ferviente del cambio; yo no quería odiarte, tú me diste ese camino. Me conformaba con un paseo largo de la cocina hasta mi cama, con dos lágrimas dolidas, y de recuerdo las balas en mi bolsillo.
Yo no quería odiarte, salí de la ciudad por días, es que no quería odiarte; realmente no había más salidas. No es que lo sienta o lo lamente, eso me hizo desandar las millas, decir una oración y aceptar que por mis grietas la luz brillaría.
Odiarte fue el camino, sí, el camino hasta mis costa, porque las había perdido. Odiarte fue una plegaria escuchada, un camino recto dispuesto, así fue como hallé el sentido.
No, ya no odio tu sabor, menos tu efecto; ya te lo he dicho, simplemente aquí no hay nada, he tirado mis recuerdos.
No he tirado mis recuerdos a la calle, solo a un cajón con candado; esto es divertido ahora, escribir sin llorar al pensar en tus labios desgastados.
Realmente necesitaba odiarte porque aprendí a cortar flores, no he roto porcelana, ¡que Dios no me haga caer en esos errores!
No pienses mal de mí, no me importa tampoco, pero no pienses mal de mí, no fue un placer el camino. No soy un ser de luz, pero nunca había odiado porque ni siquiera odio a mi padre; aceptar el curso me hizo olvidar mis suspiros.
Estas son líneas explícitas, no trates de descifrarlas, realmente te odié un instante, así es como la luz entró en cada espacio fluctuante.
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Cuatro letras mortíferas
PoetryNo muchas personas creen en fantasma, pero yo soy un ferviente creyente. Sus ojos, las sombras de sus manos aún en mi cuerpo, incluso su nombre, allí está mi fantasma. Tengo miles de fantasmas que emergen del pasado, pero nunca alguno había suje...