Dragon Ball Super: Capítulo 49

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"El Regalo"

4 años desde que Goku volvió a casa, junto a su esposa e hijos para recuperar el tiempo perdido.

4 años desde que Goku, con ayuda de los terrícolas, hizo la súper Genkidama para derrotar a Majin Boo.

4 años desde que Gine sigue viviendo con aquella enfermedad, pero gracias a Piccolo cada vez logra controlar su enfermedad.

– ¡AH! – se levantó agitada.

La pequeña pelinegra había tenido desde hace más de una semana el mismo sueño. En dónde una silueta aparecía con un aura morada, la presencia de aquella "entidad", así es como lo había llamado Gine, la atormentaba.

Era una sensación difícil de explicar, aunque ella no lo pudiera ver, sentía que era alguien de temer. Aquello había hecho que le vengan en algunas ocasiones, el dolor punzante en su pecho, por lo cual tenía que seguir tomando la medicina.

– ¿Te encuentras bien Gine? – le preguntó Goten, que se había levantado por el grito de su hermana. Aveces dormían juntos, sobre todo desde que Gine empezó a tener esos extraños sueños – ¿Otra vez soñaste lo mismo?

– Sí estoy bien, no te preocupes, vuelve a dormir, iré por un vaso con agua.

[...]

La energía almacenada en las manos de la pelinegra, de un momento a otro salió descontrolada hacia Piccolo.

Afortunadamente lo pudo esquivar a tiempo, haciendo que la energía chocara contra una de las montañas que habían a su alrededor.

– ¿Qué es lo que sucede Gine? Por casi me matas.

– Lo lamento mucho señor Piccolo. – dijo apenada y con la cabeza baja.

– Tienes que concentrarte en tu energía, en nada más. – se cruzó de brazos.

La misma sensación que había tenido hace unos momentos, la cual hizo que perdiera la concentración, volvió a sentirla. Volteó a todos lados, pero nada.

El namekiano frunció el ceño al ver el rostro de alerta de la saiyajin. En todos los años de entrenamiento que habían tenido, Gine jamás actuaba así.

Suspiró aliviada al no ver nada alrededor – ¿Lo hago de nuevo, señor Piccolo?

– No, ve a descansar. Ha sido suficiente entrenamiento por hoy. – la menor se levantó, recogió su pequeño bolso y se lo amarró en su cintura – Gine, quiero que duermas bien.

– Sí. – asintió – Nos vemos señor Piccolo.

[...]

– ¡Papá! – gritó Goten mientras volaba, en sus manos sostenía una tela amarrada con diferentes recipientes con comida.

– ¡Es hora de tu almuerzo! – exclamó Gine.

– Ah, hola niños, ¿Qué hacen aquí? ¿Ya salieron de la escuela?

– Pero si hoy es domingo. – le recordó el mellizo mayor a su padre.

– ¿Hoy descansan? Bueno, mientras almuerzo, ¿Por que no conducen por mi? – señaló el tractor rojo que tenía atrás de él.

– Sí está bien. – asintió Goten.

– ¿Es seguro que un niño conduzca? – musitó Gine muy bajito para si misma.

– El almuerzo, que rico. – dijo destapando cada recipiente y ponerlo encima de la tela, una vez que destapó todo, empezó a comer, mientras Gine lo miraba. Hasta que se atoró con algo de comida y la pelinegra tuvo que darle unas cuantas palmadas en la espalda para que pase su comida – Gracias. – siguió comiendo hasta que terminó – ¡Que delicia! – exclamó satisfecho.

Una Guerrera - Son Gine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora