Dragon Ball Super: Capítulo 81

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"Nunca te lo perdonaré"

Lentamente los ojos de Gine se abrían, causando que todos la miraran fijamente con curiosidad y preocupación.

– ¿Eh? ¿Qué pasó? – dijo una vez que vio con claridad y pudo ver a los tres saiyajin más Bulma.

Trunks se limpió las lágrimas y la abrazó con cuidado para no causarle ningún tipo de daño – Que bueno que ya estés bien, me tenías muy preocupado.

– Volvieron... – se giró hacia la científica – Señora Bulma, ¿qué hace usted aquí?

– Viene para ver como estaban. – dijo guiñandole un ojo. Se levantó de la silla y aclaró su garganta – Muy bien, ustedes fuera de aquí, tengo que revisar que esta niña esté bien.

– Pero mamá...

– Trunks, hazle caso a tu madre. – ordenó Vegeta a su hijo y salió de la habitación con Goku un par de pasos atrás.

El cabellos azules suspiró resignado – Estaré afuera esperando, parece ser que Black todavía no se ha dado cuenta de nuestra presencia o al menos aún no se ha movido.

Antes de que el saiyajin del futuro acompañe a los dos mayores, la de ojos oscuros lo detuvo – Trunks...

– ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? ¿Estás bien?

– No te preocupes, solo me siento cansada, pero antes de que te vayas, necesito hablar contigo.

El joven contrajo su expresión en confusión – ¿Pasa algo malo Gine?

– No, solo quiero contarte algo importante.

Trunks asintió y salió de la habitación al igual que los otros dos saiyajin. Al cabo de unos minutos, vio a la saiyajin salir de aquellas cortinas acompañada de su madre. Ambas traían una expresión de felicidad y alivio.

– ¿Todo está bien, hija? – preguntó Goku al verlas salir.

Gine asintió – Sí papá, todo está de maravilla. – su vista se dirigió a Trunks, señaló con su cabeza hacia afuera del refugio y se encaminó por ese camino, siendo seguida por el de ojos claros.

Son Gine

La palabra aterrada quedaba muy corta para describir como me sentía en ese momento. Estaba a punto de revelarle a Trunks lo que realmente me había estado pasando desde hace casi dos meses atrás. Sin embargo, tenía que hacerlo. Él se merecía saber la verdad de la situación.

Por cada paso que dábamos para dirigirnos fuera del asentamiento, sentía su mirada clavada en mi espalda y nuca. Eso hacía que me pusiera más nerviosa de lo que ya estaba.

Finalmente, terminamos de subir los escalones que daban hacia la superficie. Me detuve luego de un par de pasos y respiré lo más hondo posible antes de voltearme y soltar toda la verdad.

Cuando giré sobre mi lugar y nuestros ojos conectaron, me quedé sin aliento. Comenzaba a vacilar si realmente era el momento adecuado para decirle todo.

– ¿Gine? – me llamó, sacándome de mi trance – ¿Qué querías decirme?

Cerré los ojos, negué con la cabeza para despertarme y salir completamente de mis pensamientos y volví a mirarlo. Solté aire y tomé sus manos entre las mías.

Una Guerrera - Son Gine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora