Dragon Ball Super: Capítulo 52

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"¿La destrucción de la Tierra?"

– Parece que mi ataque de ira se ha esfumado. – dijo al ver a Vegeta cocinar algo para él en uno de los puestos.

– Además cuando se enoja le da mucha hambre. Por cierto, señor Bills, ¿Ya probó un postre que tienen aquí? Se llama pudin.

– ¿Pudin?

– Tiene un textura suave y es exquisita. – comentó con una sonrisa.

– ¿Cómo? ¿Y en donde hay para probarlo?

– Por aquí. – lo guió hasta un puesto, pero lamentablemente ya se había acabado y los últimos que quedaban eran los que Majin Boo tenía – Disculpen, el encargado del puesto dijo que ya no tenían. Quizás ¿Podrían compartir uno de sus pudines con nosotros?

– Ya vez, por eso te dije que no te los llevaras todos. – regañó el terrícola al de piel rosa – En verdad lo lamento mucho, adelante pueden quedarse con uno cada uno.

– ¡No quiero, estos postres son míos! – exclamó molesto mientras agarraba la bandeja llena de pudines.

– Por favor, no se comporte así. Hemos venido desde un planeta lejano y si nos perdemos de ese platillo que llaman pudin, nunca sabremos cuando lo volvamos a probar. – pidió de forma amable Whis.

Majin se rehusó a dar sus postres y para demostrarlo los lamió todos, dejando toda su saliva encima de estos – Soy muy fuerte, necesito comer muchos. Vayan a otra parte.

– Con que es así como quieres jugar. – dijo con semblante serio el Dios de la destrucción.

– Ay no, no puede ser. Solo me descuide un segundo – musitó Vegeta al ver lo que estaba ocurriendo, dejando caer la bandeja de Takoyakis.

– Espere, quiero pedirle disculpas en su nombre. – se interpuso entre ambos.

– Estorbas – ambos dijeron lo mismo y lo sacaron del camino. Llamando la atención de todos.

Majin Boo comenzó a golpearlo repetidas veces en el rostro, sin embargo, Bills ni se inmutaba antes los golpes y solo dejaba que lo haga. Hasta que detuvo uno, inmovilizado a Boo con solo una mano.

– Por si no lo sabias, suelo ser un Dios muy generoso. – lo levantó y le empezó a dar vueltas en el aire – Sin embargo, hay algo en particular que me niego a tolerar. Precisamente me refiero a... – lo lanzó hacia arriba y apareció a su costado para agarrarlo de la antena – los sujetos que no me muestran el respeto que me merezco. – lo lanzó y alistó un pequeño poder de ki en su mano. Antes de lanzarlo sonrió ladinamente.

El impacto logró mover el mar, haciendo que el barco se mueva bastante. Vegeta veía con espanto a la deidad, el cual solo lo observaba con una sonrisa malévola en su rostro.

– O-oye Vegeta, ¿No se supone que es uno de tus amigos? – preguntó Krilin. El príncipe sólo miraba aterrorizado al Dios de la destrucción, mientras empezaba sudar.

– ¡Vegeta! ¡Has algo ya! ¡Acaba con ese aprovechado de una vez por todas! – gritó su esposa.

El saiyajin se elevó hasta quedar frente a lo que parecía un felino – Se-señor Bills, se lo suplico. Por favor tranquilícese, si gusta yo mismo le daré su merecido a esa miserable criatura.

– Aún lado. – ordenó – Quítate.

– Oiga, si quiere pudin. Yo puede prepararlo de inmediato.

– ¡¿Qué no oíste que te quites?!

Vegeta bajo la mirada y se apartó. Piccolo veía con curiosidad como Vegeta temblaba frente al sujeto, pero no era el único que parecía aterrorizado. Dende también parecía estarlo.

Una Guerrera - Son Gine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora