Son Gine es perteneciente a la poderosa raza guerrera llamados saiyajin. Siendo en el futuro la última hija de Goku y Milk, pierde a su padre cuando tan solo era una bebé, sin embargo, en el presente es una niña fuerte y con una vida raramente perfe...
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En un abrir y cerrar de ojos, la máquina apareció en un lugar desolado. Por la mente de Gine pasó que probablemente Trunks se había equivocado de coordenadas. Apenas salieron y pisaron el lugar desértico, pudieron percibir un ki maligno.
—¿Ese es el ki de Freezer? – preguntó desconcertada.
—Pero, ¿qué hace aquí? Todavía falta para que llegue Goku – comentó el peli-lila.
—No veo ningún tipo de rastro de mi padre, tendremos que encargarnos de esto – habló la joven y ambos fueron volando hasta aterrizar a una distancia considerable frente a Freezer.
—¿Se les ofrece algo, terricolas?
—Hemos venido a matarlos a todos ustedes – dijo Trunks casi al instante de que el emperador del mal hablara.
—¿Qué fue lo que dijiste? – cuestionó King Cold.
Gine supuso que el que había hablado era el padre de Freezer por el gran parecido que se podían hallar entre ellos dos.
—Él dijo que hemos venido a matarlos, sordo – subió su tono de voz con un toque agresivo.
—¿Qué vienen a matarnos? ¿Oíste eso papá? – habló en tono de burla el emperador del mal —. Eso lo dijieron porque no nos conocen.
—Sí los conocemos – afirmó el de pelo lavanda —. Tú eres Freezer, ¿verdad? – el rostro del sujeto demostró asombro al escuchar su nombre —. No tienes porqué sorprenderte, sabemos todo sobre ti.
—Me siento muy halagado al saber que la gente de este insignificante planeta sabe algo sobre mí, aunque parece ser que nadie sabe que yo soy el guerrero más fuerte de todo el universo y mi deseo es conquistarlo.
—Hasta sabemos el lugar exactamente en dónde vas a morir – ignoró Trunks lo que acababa de decir Freezer.
Al susodicho se le hinchó una vena. Sin embargo, mantuvo su postura y sonrió arrogante —¿Pero que disparates dices? Elimínalos – ordenó a uno de sus hombres.
—Sí señor – contestó uno de sus hombres.
—Y ustedes, encárguense de los demás terricolas – ordenó al resto.
—Escuchen, les advertimos que no se metan, porque ustedes también morirán aquí – dijo Trunks.
—Niño, cierra la boca – dijo uno y el resto empezó a reír.
—Oye espera, yo me encargaré de eliminarlos – dio paso al frente uno. Presionó el botón de su radar para medir el combate de los saiyajin y sonrió burlesco —. ¡JA! Su poder de pelea es de cinco, es una basura.
—Gine – se giró hacia la nombrada —, será mejor que no te metas yo me puedo encargar solo de estos tipos.
La saiyajin quizo reprochar, pero al ver la determinación de su compañero, asintió con resignación y se sentó en una de las rocas que habían cerca.
