Una Guerrera - Son Gine

Dragon Ball Super: Capítulo 75

"Regreso"

– ¿Qué crees que pasará ahora?

La voz de Gine, había sacado de un trance a Trunks. Se volteó a verla, tenía la mirada perdida, pero sus manos funcionaban automáticamente mientras se colocaba bien los pasadores de sus botas marrones.

– ¿A qué te refieres? – preguntó buscando los ojos de la pelinegra.

Gine terminó de amarrarse las botas y levantó la cabeza – Me refiero a que pasará cuando vayamos en unos momentos al futuro.

– Pues... derrotaremos a Black y luego tendremos paz.

La saiyajin se quedó muda unos momentos. Las dudas e inseguridades comenzaban a comerle la cabeza.

– ¿Así como así? ¿No crees que algo pueda salir mal? Y si las cosas salen mal, ¿que se supone que haremos después? – a este punto, Gine se había levantado de la silla y comenzaba a caminar de un lado a otro de la habitación.

Trunks se apresuró a detenerla y sujetarla de los brazos – Ey, tranquila. Todo va a salir bien, no tienes por qué preocuparte. Una vez que eliminemos a Black, tendremos la vida que siempre quisimos.

– La esperanza de conseguir la vida que siempre quise fue arrebatada esa noche contra los androides, Trunks.

El de ojos claros secó la lágrima que había derramado su compañera – Sé que aún lo extrañas, yo también lo hago. También sé que te has estado aguantando todo el dolor durante años. Pero no puedes seguir así Gine, tienes que soltarlo.

– No puedo... – Gine trató de que no se le quebrase la voz, pero le fue imposible – Cuando lo vi aquí, me di cuenta que él pudo haber conseguido cumplir su sueño. Sacrificó su vida por nosotros y por muchas personas. Pensé que había valido la pena luego de que lográramos derrotar a los androides. Pero siguen apareciendo más sujetos que amenazan la vida de los humanos. – Trunks no aguantó ver como Gine se rompía frente a ella, la atrajo hacia él para abrazarla, dejando escapar también alguna que otra lágrima sin hacer un solo ruido – ¿Cuantas personas tengo que ver morir para que nos dejen en paz?

– No lo sé, me encantaría responderte. – dijo tratando de sonar lo más normal posible – Pero lo único que puedo decirte es que no debemos bajar la cabeza Gine, la esperanza de nuestro mundo recae sobre nosotros. Somos su última esperanza.

[...]

– Mamá, mucha gracias. – hizo una reverencia ante la terrícola.

Gine miraba con asombro como es que Bulma había conseguido en casi dos días reparar la maquina del tiempo. Colocó su mano encima de la palabra en el artefacto.

– ¿Todo bien, hija? – preguntó Goku al llegar a su costado y verla con la mirada perdida.

La saiyajin volteó hacia su padre y sonrió – Sí, todo bien. Creo que es momento de irnos, el futuro nos espera.

–Trunks, nos vamos. – llamó el príncipe al escuchar a la pelinegra y ver como está comenzaba a subir.

El espacio de la máquina del tiempo era bastante reducido, pero aún así, lograron acomodarse para viajar de la manera más cómoda posible. Estando Vegeta y Gine a los costados  de Trunks, y Goku detrás del asiento.

La máquina se encendió y comenzó ascender en los cielos. Segundos después, esta desapareció ante los ojos de la científica. Sin embargo, los cuatro saiyajin aparecieron en un lugar con un panorama miserable y triste.

Aterrizaron. Vegeta, Trunks y Gine bajaron de un salto de la máquina, pero Goku cayó sobre el pavimento, siendo su trasero el más adolorido.

– Ay, me caí. Y además me maree cuando me asomé. – sobó su cabeza con una sonrisa.