La biblioteca estaba desierta, el lugar tenia ese aroma característico de los libros que llevan emocionantes historias. Jason había estado escondido en es lugar desde que la hora de clases termino. No tenia el valor suficiente para enfrentar a Bill y aunque no se avergonzaba de ser quien era, aun se creía que sus acciones el día anterior fueron excesivas, estaba preparándose mentalmente para aceptar que el juego se había terminado y que tendría que pensar en otro trabajo para completar la deuda que ahora tenia con el moreno.
-Jason no tienes hambre-
La joven bibliotecaria se acerco al chico de los hermosos ojos azules, lo cierto es que Jason era un deleite para sus ojos, amaba ver como ese muchachito de tan solo diecisiete años devoraba libros.
-Hola Emily, la verdad prefiero quedarme aquí -señalo el pequeño rincón, donde se encontraban los libros que poco elegían leer, ese era el lugar perfecto, Bill nunca iba a la biblioteca y si llegara a ir seguramente no iría a ese lugar.
-¿Qué lees hoy? pregunto la joven mujer acercándose a ver el libro que sostenía Jason sentado en el piso junto a unos estantes.
-El alquimista –
-Wow, profundo y ¿Por qué un joven como tú, elige leer un libro así?
Jason suspiro y Emily solo presiono el hombro del chico, a esa edad se pasan por tantos cambios que las emociones son una montaña rusa sin control, ella lo podía entender con solo ver los ojos del chico frente a ella.
-Me gusta la historia de Santiago, fue a buscar un tesoro y encontró algo mas profundo.
Jason se sentía identificado estos meses su tesoro era el dinero que debía juntar para Shara, pero como un oasis en el desierto apareció Bill saciando su sed, sed de alguien que lo amara, que lo tocara, que lo hiciera sentir acompañado, el único problema es que todo era falso, menos lo que sentía desde hace mucho tiempo.
Se reprocho profundamente entrar a ese juego que le mostro lo que era estar con alguien a quien deseó desde lejos, pero que solo era una ilusión que en días iba a terminar, o peor ya había acabado por su estupidez.
-Interesante, voy a dejar que disfrutes de tu lectura, si me necesitas sabes donde encontrarme, Emily sonrió y camino hasta su escritorio del otro lado de la gran habitación.
-¡¡Pero que sorpresa!! – dijo Emily cuando vio a Bill buscando algo en la entrada de la Biblioteca.
-A que se debe la visita de nuestro tan talentoso Wide Receiver- Emili fue detrás del mostrador y Bill se acerco mostrando su sexi sonrisa.
-Hola Emily – busco a Jason.
-Mmmm- él esta allí. indico con su mano el pequeño rincón del fondo de la biblioteca- se bueno Bill, al parecer ese chico no esta bien hoy.
-¿Por qué? Pregunto Bill sin entender como esta mujer hablaba así.
-Bueno sus hermosos ojos azules no brillan como siempre y desde que llego no se mueve de allí.
-Gracias- el moreno camino apresuradamente y sonrió cuando vio como el Jason leía con unos enormes lentes de marco negro.
-Concentrado- dijo Bill adentrándose al pequeño espacio, Jason abrió sus grandes ojos y de manera urgente se puso de pie tomando sus cosas.
-Mmmh, si, pero ya me iba-
El chico de los rizos negros fue acorralado contra uno de los estantes lleno de libros, los tonificados y definidos brazos se posaron al costado, a la altura de su cabeza, sin dejarlo mover.
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Prohibido enamorarse Jason
RomanceUna fiesta, varios jugadores, 30 días ¿Un simple juego podría transformarse en algo real?