Era pasada las 11 de la noche, un aturdido repositor ubicaba las mercaderías mientras se obligaba a pensar en cualquier cosa menos en el maldito mensaje que resonaba en su cabeza
¡Solo yo, puedo besarte!!
-Pero que mierda- dijo cuando lo recordó otra vez y dejo caer una lata de lentejas que rodo por el almacén.
Desde ese mensaje Jason no contesto, solo lo dejo en visto, unos cuantos mensajes de reclamos se agolparon en su chat, pero solo los ignoro, cuando el nombre de Bill aparecía.
Era tonto se lo repetía una y otra vez, cualquier persona en su lugar se dejaría llevar, como un viaje a un destino paradisiaco, donde sabes que debes disfrutar al máximo para luego volver a tu realidad,
Jason no era así, cuando su corazón controlaba su razón, su razón peleaba para protegerlo y en esa batalla él se volvía loco.
Odia como podía ser tan dual, no le tenia miedo a nada, era frontal siempre decía lo que pensaba, simpático, social trabajador y divertido aunque no podría demostrarlo por todas las responsabilidades que tenia , pero su maldito defecto no lo dejaba vivir, el no podía controlar su personalidad cuando se trataba de Bill.
Se le daba por evadir a esa persona, le hablaba lo justo y necesario y si podía mantenerla a la distancia, mejor, todo porque cuando alguien entraba a su radar sentía que se convertía en un idiota al cien por cien, alguien que no podría mantener una conversación sin parecer superficial, o sin despertar el interés de quien le gusta.
Sabia que no era así, pero una vocecita le decía lo contrario y toda su seguridad se iba por el caño. Si no fuera por el juego jamás habría hablado dos frases seguidas con Bill, pero ahora no solo se cuentan cosas intimas, sino que comparten mas que eso.
Jason comenzó a seguir lata que se reusaba a parar, casi cayendo vio como un par de zapatillas deportivas la detenían, sus ojos recorrieron las piernas frente a él detallando cada musculo, y trago saliva cuando levanto por completo la mirada para encontrase con el benefactor que sostenía las malditas lentejas en su mano y mostraba un rostro arrogante.
Su corazón se acelero, su pulso se descontrolo cada célula de Jason entro en pánico.
-¿Perdiste algo?- Bill agito la lata
-Si- Jason extendió su mano para tomarla, pero Bill la alejo.
-Vamos Bill devuélvela aun tengo mucho trabajo por hacer frunció el ceño y se acerco para arrebatarla, pero Bill la levantaba en alto y reía
-Tal vez. -dijo Bill acercando su rostro- si me das un beso podría ser bueno. Las comisuras de sus labios se levantaron sutilmente y sus ojos verdes destellaban pura sensualidad.
-Bien haz lo que quieras- Jason camino hasta el mostrado como si no le importara, pero sus piernas se esforzaban por caminar, cada parte de el temblaba y era sumamente difícil controlarse – Bill aun sostenía una expresión juguetona mientras admiraba el trasero bien formado que caminaba frente de él
-¿Porque no respondiste mis mensajes? Bill subió parte de su torso sobre el mostrador para molestar al avergonzado repositor que estaba tratando de contar el cambio.
-Tenia que trabajar -dijo sin mirarlo, rogando que este se canse y decida irse, no sabia cuanto mas podría resistir las ganas de comerlo a besos.
Bill mordió sus labios, ver el rostro concentrado de Jason era simplemente precioso, aun trataba de explicarse porque su corazón se volvía errático cuando este chico estaba cerca, porque se molesto tanto cuando Nara subió esa foto, sabia que Jason jamás miraría una chica y menos a la pelirroja, pero lo sentía de su propiedad, y no quería perderlo.
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Prohibido enamorarse Jason
RomanceUna fiesta, varios jugadores, 30 días ¿Un simple juego podría transformarse en algo real?