-Buenos días Bill, hace mucho no venias a visitarnos- Una delicada mujer, lo saluda cariñosamente en la recepción de uno de los edificios mas grandes de la ciudad.
-Hola Margot, he estado ocupado con lo exámenes- Bill sonrió.
-Es cierto pronto te graduaras ya solo faltan meses, tu padre esta muy orgulloso de ti.
Bill afirmó y se despidió para luego dirigirse al ascensor, marco el piso 16 y a medida que el mismo avanzaba solo rogaba encontrar respuesta a sus sentimientos, tal vez hablar con su padre ayudaría. Este hombre de 49 años estaba siempre ocupado, pero cuando se trataba de un buen consejo él era sin lugar a dudas el mejor, al menos así lo creía.
El ascensor se detuvo, Bill salió, escaneo todo el lugar observando como los empleados trabajan sin parar y suspiro, en pocos años el seria quien dirigiría el negocio familiar.
-Bill, has venido. -La voz carismática llamo su atención.
Allí estaba un joven de unos treinta años sonriendo con un perfecto traje azul.
-Robert tanto tiempo, Bill camino y estrecho su mano.
-¿Mi padre esta?
-Si, pero solo tienes quince minutos, tiene una reunión, pero no te preocupes si lo espera no va a tardar mas de una hora.
-Genial.
-Vamos te llevo con él.
Ambos caminaron charlando de como la empresa a crecido este ultimo tiempo, Bill noto que Robert, quien era asistente y mano derecha de su padre se vía mas feliz de lo normal, su sonrisa no abandonaba su rostro, sus ojos color miel brillaban y toda su persona parecía irradiar cierta energía.
-Pero miren quien a decidido visitarme.
El hombre detrás del escritorio se puso de pie y camino apresurado para abrazar a su hijo.
-Hola papá ¿Cómo estas?
-Ahora muy feliz porque mi pequeño vino a verme.
-Papá tengo 18. -Sonó quejoso
-Es cierto- Robert mira- señalando al menor- es todo un hombre mi hijo.
Robert asintió mostrando un rostro amable.
-Bien siéntate, ¿Qué quieres tomar? El señor Brennan empujo de la espalda a su hijo y ambos tomaron asiento en un delicado sillón negro.
-Un refresco
-Robert podrías alcanzarnos un refresco y un café cargado.
-Enseguida señor. Una vez dicho esto salió de la oficina
-Cuéntame que sucede, porque si estas aquí es seguro que quieres algo. El hombre sonrió.
-Papá dices eso como si siempre te pidiera cosas o que solo me motivara la búsqueda de algo para verte.
El hombre levanto una ceja.
-Bien, bien, -Bill sonrió y acepto- pero seamos justo. sino vengo tu tampoco vas a verme.
-Bill ya te dije estoy...
-Forjando mi futuro -termino Bill.
Ambos rieron, ya estaban acostumbrados a las exigencias del otro.
La puerta se abrió, Robert traía el café y un refresco portando una enorme sonrisa.
-Señor Brennan llego mi reemplazo.
-Perfecto
-¿Reemplazo? Pregunto curioso Bill.
-Oh hijo, mi estimado Robert se casa.
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Prohibido enamorarse Jason
RomanceUna fiesta, varios jugadores, 30 días ¿Un simple juego podría transformarse en algo real?