Ser o no ser

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-¡¡Siii, soy el mejorrr!!!-

-A la mierda Cameron, es la tercera vez que ganas, no juego mas. Bill dejo los controles sobre la pequeña mesa de la sala de juegos, y se arrojo molesto en el sofá, mientras escuchaba la risa tentadora de su amigo.

Esa tarde necesitaba distraerse, y el lugar perfecto para hacerlo era la casa de una de las personas que mas seguridad le daba. Allí estaban ambos en una sala de juegos ubicada en el sótano, un par de sofás negros de cuero, mesa de billar, un gran televisor y sobre todo la intimidad necesaria para hablar.

-Ahora me vas a contar- Cameron observo como Bill se recostaba en uno de los sillones y cubría su rostro, sus manos se restregaban con fuerza, dejando escapar un gran suspiro.

-¿Tan malo es? Volvió a preguntar.

-Peor- la voz de Bill llevaba un peso extra, ese que nunca pensó cargar cuando decidió jugar.

- Bill, lo que sea sabes que lo podemos hablar, y no saldrá de estas cuatro paredes solo dilo.

-Es Jason.

-Ahh,- Cameron abrió los ojos y sonrió poniéndose aun mas cómodo en el sillón, solo le faltaba un anotador y seria el perfecto psicólogo.

-No se que me pasa, no soy gay. Bill dijo en un tono casi molesto inclinándose y llevando las manos sobre sus piernas.

-Wow, tranquilo ahí amigo; si alguien puede dar fe de eso soy yo, te he visto con un sin fin de chicas y debo sincerarme realmente te odie a veces. La sonrisa de Cameron relajo a Bill quien negaba y dejaba ver una sonrisa tímida.

- Cameron no se que me pasa, pienso todo el día en él, mi cuerpo tiembla cuando estoy cerca, odio que no me preste atención y se sumerja en los libros cuando lo sigo a la biblioteca, detesto ver a Nara tocándolo. ¿Estoy loco?

-No, solo te gusta.

- Vine hablar en serio, mejor me voy. Levantándose molesto.

- Bill si quieres que te mienta debías decírmelo.

Este se detuvo en la puerta, su mente era un caos y decidió darle una oportunidad a su amigo, realmente necesitaba aclararse y volvió al sillón.

-Se que no debe ser fácil, bueno, para mi no seria fácil, que un chico me guste, pero tampoco me cerraría a esa opción.

Bill lo miro sorprendido-

-¿Qué?, ¿te sorprende? - este solo asintió.

-No soy quien para decirte que hacer, a veces cometo grandes errores y a diferencia tuya o de Daniel, no tengo la habilidad de hablar y simplemente dejarlo salir, pero busco un lugar tranquilo y hago algo realmente estúpido – rio de solo pensar.

-¿Qué cosa? Bill estaba completamente intrigado.

-Compro un kilo de helado voy a la terraza y reflexiono sobre los efectos que eso tendría en mi - no te atrevas a reírte, Bill apretó los labios y negó haciendo un intento sobre humano para no hacerlo

-Amigo jamás te imagine como una chica solitaria, con su periodo comiendo helado y reflexionando de la vida en su terraza. Y sin poder controlarlo la carcajada salió.

-Sabes ese comentario es sumamente machista, Cameron sonría – Además no hay nada mejor que comer algo dulce cuando no te sientes bien

-Toma, come- Bill agarro la barra de chocolate que Cameron le había arrojado y comenzó abrirla.

-Voy hacerte unas preguntas y quiero que seas honesto. ¿De acuerdo? - Bill nuevamente asintió tragando saliva.

-¿Te molesta estar cerca de él?

Prohibido enamorarse JasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora