Capítulo IX: Jeffrey Park.

39.2K 4.6K 7.3K
                                    

Es un amargado tierno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es un amargado tierno.

Vale, es verdad que no suena nada lógico llamar tierno a un amargado como él, pero es que lo es. Su comportamiento al despertar me ha dejado flipando muchísimo y me he controlado demasiado para no descojonarme frente a él y ponerlo más nervioso de lo que ya estaba. Es que no me puedo creer que alguien como él se pusiera tan nervioso y rojo como un tomate por una erección de nada.

Hasta se le ocurrió correrme de la habitación como si fuera una abominación tener una erección mañanera, aunque se ha puesto mucho más nervioso al notar que estaba igual a él y además de admitirle que fue por ese sueño subido de tono o más bien; el recuero de lo que paso en Las Vegas.

Estoy cien por ciento seguro que le dará un infarto al saber que esa noche hemos follado después de casarnos, creí que nada había pasado entre nosotros esa noche porque estábamos vestidos, pero si pasó y ahora comprendo porque me sentía tan agotado al despertarme.

Duro contra el muro.

Literal.

No está listo para recordar lo que pasó.

Si ahora mismo le digo que hicimos esa noche creerá que lo menciono para joderlo porque al parecer le alboroto los nervios. Si se pone raro con un beso de nada, más raro se pondrá con saber la verdad, prefiero dejar esta conversación para más adelante.

En fin, me hubiese gustado ver su cara al salir de la habitación después de darse una mano y bajar esa erección, lo más seguro es que esta avergonzado que ni va querer mirarme a la cara. Lamentablemente no pude apreciarlo porque se encerró en el baño y yo tengo clases que no pretendo perder.

Ari carraspea enredando su brazo con el mío mirándome fijamente.

—Estoy esperando...

—¿El anillo? No te casaras con Thomas, primero tienen que matarme o ser muy urgente para que te deje casar. Además, estas muy pequeña, espera a cumplir los noventa —frunce el ceño soltando una carcajada.

—No hablo de eso, bruto. Hablo de que llevas una sonrisa boba desde que salimos del departamento y no has dicho ninguna palabra. Estoy esperando que empieces a soltar el chisme de una vez.

Sonrío volteando a verla.

—¿Qué te hace pensar que hay chisme?

—Instinto de hermana chismosa, ¿lo hay?

—Probablemente, pero no me parece correcto contártelo.

Hace una mueca.

—¿Desde cuándo? Nos contamos todos, ese es el trato. No me salgas ahora que no debes contarme tus cosas que me enfado y me conoces enfadada, Rey —me da un golpe en la nuca cruzando los brazos—. Ya sé, no me digas nada, pero sabes lo que debes hacer.

Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora