EXTRA: Alan Holt

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San Valentín me parece una fecha llena de mercadotecnia más que de sentimiento

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San Valentín me parece una fecha llena de mercadotecnia más que de sentimiento. Las empresas aprovechan que las personas están dispuestas a gastar dinero por productos que supuestamente demuestra cuanto eres capaz de amar. Spoiler: esos regalos terminarán en la basura cuando surja una ruptura.

En mis treinta años nunca he tenido que hacer semejantes tonterías por una persona porque mis relaciones se reducían a contratos y prácticamente no he tenido una relación real con ninguna persona hasta ahora. Rey es la primera relación real y formal que tengo, así que soy bastante novato en lo que se refiere fechas como estas. Me estresa demasiado porque no quiero arruinarlo y no puedo solo no hacer nada por ambos, por pasar un poco más de tiempo juntos entre su trabajo y que ingresé a la universidad.

Además, seria nuestro primer San Valentín juntos como esposos. Las expectativas son altas y mi estrés aun mayor. Mi primer plan implicaba perdernos en un lugar cálido, como: una casa frente a la playa y pasar una semana ahí. Pero me di cuenta que no es así de sencillo decir que nos iremos sin tomar en consideración todos nuestros pendientes, aun así, la idea no está descartada.

Observo todo el lugar desordenado sintiendo un ligero dolor de cabeza porque falta cada vez menos para que Rey salga de su trabajo y llegue a casa.

Majo resopla pasándose el brazo por la frente limpiándose el sudor.

—Dios, sigo pensando por qué tienen una casa tan grande si solo son ustedes dos —murmura sentándose un momento—. Estoy pasando mis vacaciones ayudándote con tu esposo, ¿eso no es injusto?

—No es mi culpa que no tengas pareja, Majo.

Me lanza un cojín a la cabeza.

—No me agradas —suspira.

Escucho un celular vibrar muy cerca de donde estoy y al apartar unas cosas me doy cuenta que es el de Majo. En el identificador aparece el nombre del hermano de Rey: Christian Park.

Alzo la mirada pasándole el aparato, lo toma de mala gana y al darse cuenta del nombre su expresión cambia ligeramente a una muy sutil sonrisa. Ya, aunque trate de disimularlo, me he dado cuenta. Me recargo en la mesa manteniendo la mirada en ella, pero ni siquiera toma la llamada y solo lanza el aparato al sofá haciendo como si nada.

Carraspeo.

—No sabía que hablabas con Christian Park.

—Uhm, algo así. Nos encontramos en Francia y compartimos unas cuantas conversaciones junto a un café —encoge los hombros continuando con lo anterior—. Solo eso.

—Supongo que fueron muchas tazas de café como para que te este llamando en San Valentín, ¿no? —noto que mantiene la mirada en el suelo y se pone algo tensa con el asunto. Suspiro acercándome a ella quitándole las cosas de la mano haciendo que se siente—: Dime, ¿qué sucede?

—Nos liamos muchas veces, ¿vale? Demasiadas, a decir verdad —me mira directamente—. Hace un mes confesó que quería algo realmente serio conmigo y hasta me propuso matrimonio.

Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora